Por. Patricia Betaza
En el mundo 300 millones de personas de distintas edades padecen depresión, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. En México según el INEGI, 34.8 millones de personas han enfrentado algún episodio depresivo. Hay un dato preocupante que recién se dio a conocer con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión: entre el 30 y 40 por ciento de las consultas en los servicios de psicología y paidopsiquiatría del ISSSTE, es por depresión en niños, niñas y adolescentes.
La depresión va mucho más allá de sentir tristeza o melancolía. Son episodios persistentes de esa tristeza, acompañados por decaimiento, irritabilidad, rebeldía, insomnio. Y en casos graves, especialmente cuando no se diagnostica ni se recibe tratamiento puede desencadenar en adicciones o suicidios.
Rosalba a cargo de su sobrino Iván veía que el joven de 17 años pasó de evitar convivir con amigos a estar todo el día encerrado en su cuarto. También había perdido interés por continuar con sus estudios. Ella pensó que era por flojo. Pero no. Poco a poco Iván comenzó a estar dormido gran parte del día. Los focos de alerta se encendieron y ella decidió llevarlo a un psiquiatra. Se le diagnosticó depresión severa. Tenía el antecedente de abandono de sus padres, víctimas de adicciones. El tratamiento a base de antidepresivos y terapia logró que Iván reencauzara su vida.
Como la mayoría de las enfermedades mentales, el estigma que rodea a la depresión hace que no sea tratada como tal. Desde el “no estoy loco o loca para ir con un psiquiatra”, “los medicamentos me harán adicto” o “es cuestión de echarle ganas a la vida para sentirme bien”.
Especialistas consideran que detrás de la depresión hay diversas causas: factores genéticos, biológicos, ambientales o psicológicos. En el caso de los niños, niñas y adolescentes, el estrés por la presión académica, el acoso escolar, los cambios físicos por la edad, abusos sexuales y conflictos familiares, pueden ser detonantes.
Los expertos recomienda a padres, tutores o docentes, generar lazos de confianza a fin de quien esté atravesando por depresión, pueda expresar sus emociones o preocupaciones. Recalcan la importancia de tener una alimentación balanceada, actividad física y recreativa para tener una buena salud mental.
Expertos en nutrición del Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) revelan que consumir exceso de comida chatarra, fast food, productos ultra procesados, alta ingesta de carnes rojas, azúcares o grasa, pueden aumentar el riesgo de desarrollar síntomas depresivos o depresión clínica.
Tras la pandemia de COVID-19 se avizoraba que otra pandemia venía creciendo: la de enfermedades mentales. El que la depresión esté afectando a las infancias y los adolescentes debería ser un llamado de alerta.