Por. Rubén Cortés
Al igual que su jefe en la campaña de 2018, Sheinbaum ve, sin hacer ruido, a empresarios y a dueños de medios, a quienes promete que, si gana, será mesurada y hará cambios en la 4T. Pero miente. Está en el gen populista. Chávez también hizo eso.
Y viene de la gallina de los pollitos de todos estos, Fidel Castro, a quien su colaboradora Melba Sánchez le dijo que estaba rechazado ayuda de muchos “capitalistas” que se le acercaban para apoyar la revolución. Pero aquel se encabritó y le dijo:
“Aceptemos a todos, por ahora. Ya habrá tiempo de sobra para aplastar a todas las cucarachas juntas”.
Igual hizo Chávez para ganar en Venezuela. Siendo opositor, el director del El Nacional, Henrique Otero, le abrió sus páginas. Y la dueña del Ateneo de Caracas, le cedió éste para sus discursos. Al llegar al poder, Chávez los aplastó a ambos.
También aplastó a otro que lo ayudó: Gustavo Cisneros, dueño de conglomerados de televisión, del concurso Miss Venezuela, de equipos de pelota, de la franquicia de Pepsi en Venezuela. Tras, ganar Chávez lo expropió y lo expulsó de Venezuela.
Un ejemplo actual, en México, es la persecución al empresario Ricardo Salinas, quien hasta le dio un programa de TV al actual presidente en el peor momento de éste como opositor. Pero, hoy, el gobierno enfila todas sus baterías contra Salinas.
Que Sheinbaum se reúna discretamente con empresarios y dueños de medios prometiéndoles equilibrio, y enfatizando que hará cambios es parte del juego taimado castrochavista, que ya practicó su jefe: aceptemos a todos, ya habrá tiempo de sobra…
Sólo sobreviven quienes, a diferencia de Salinas, se le rinden, como Carlos Slim, para quien en lugar de un sol amanece un peso y, gracias a este gobierno ha vuelto a ser el más rico del mundo, porque éste le da la mayoría de los negocios y las obras públicas.
Los conglomerados de Slim (América Móvil, Grupo Carso, Grupo Financiero Inbursa, Minera Frisco, IDEAL…) aumentaron sus ingresos por más de 100 mil millones de pesos desde 2018. A Salinas quieren quitarle hasta la concesión de un campo de golf.
Porque los negocios públicos son casi sin licitación, a razón de ocho de cada 10, para un grupo muy reducido de empresarios cercanos: el caso del desfalco en Segalmex, las obras del Tren Maya, la distribución de medicinas, contratos de Pemex…
Sí: Sheinbaum en privado promete mesura, en lo cual miente; y en público dice la verdad: que votar por ella será votar por la Corte y el INE integrados por quienes ella decida (“pueblo” se llama a sí misma) y por cambiar la actual Constitución.
El más puro estilo castrochavista:
“Habrá tiempo de sobra”.
