Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Dios se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Números 14: 6-8
Un pasaje de la historia bíblica muy impactante cuando el reconocimiento del territorio a conquistar y sus habitantes eran superiores en número y fuerza sobre los iraelitas. No solo estaban azorados los enviados, sino la inmensa mayoría estaba temerosa, convencidos que esta incursión sería su tumba como pueblo. Solo dos, Josué y Caleb, alentados por bienes superiores tenían las agallas de enfrentar a sus enemigos contando con el Todopoderoso.
A veces así pasa en la vida y lo único que resta es esperar en la personificación de la Esperanza, para triunfar sobre la injusticia.
De hecho, en este 2024 cuando estemos en medio del año, solo quedará esa fuerte convicción: luchar por la justicia o dejarse atemorizar por las secuencias de la maldad en el poder.
La lucha es totalmente asimétrica, desigual desde el punto que se le mire: la gente para empezar, está manipulada directamente por lo que equivocadamente se denomina como “programas sociales”, que en realidad son pagos bimestrales por el voto; el destino del dinero de los contribuyentes encauzado a sostener un plan dictatorial.
Los medios actualmente cooptados por necesidad, después de años sin apoyo de la publicidad del gobierno. El crimen a sus anchas esperando intervenir aterrorizando el día de la elección y en las vísperas; el aparato fiscal hurgando meticulosamente a los causantes; los gobiernos estatales aliados al oficialismo dotando de recursos al partido guinda; los siervos de la nación, un ejército de activistas a sueldo operando las presiones a los electores a su cargo, el dinero federal disfrazado de diversos rubros en un plan de ordeñarlo; y la inmovilización del México productivo, entre otras sinverguenzadas maquinadas desde el poder son parte de las operaciones sucias del oficialismo.
Pero no solo hay una mecánica del gobierno contra la oposición. A la par, la falta de timón político en este lado de la mesa, se hace notar por los vacíos de operación enormes: nadie sabe nada, el rumbo anda sobre las rodillas de pocos o de nadie, según se ve. No se traslucen criterios estratégicos políticos, solo hay comidilla mercadológica de la que se agota en horas, la desorganización de los partidos opositores que ponderan unicamente sus luchas internas por posiciones; muestran que no hay voluntad de triunfar, sino
la inercia de hacer como que se participa. ¿O no?
Son muchos los que anotan desde hace meses, esa tendencia a mantener en la indefinición la ruta, los compromisos y las metas, apostándole como conseja publicitaria al lenguaje callejero que puso de moda Obrador, como si ese sujeto fuera el paradigma del político.
El punto de despegue de Xóchitl, no fue su persona, como la tratan de vender los mercadólogos. Se equivocan, el asunto relevante es que Xóchitl representó por primera vez en México, los inicios decididos de una propuesta ciudadana. No es la retórica de las gelatinas, ni de su profesión, repito, lo fuerte de la senadora fue su apuesta a la ciudadanización de la política…
Esa apuesta, ya la perdió; la dejaron pasar y retomaron la mala idea de competir bajo el culto a la personalidad, la misma enfermedad que padecemos del horroroso culto a la personalidad de Obrador, los mercadólogos tercer mundistas, cayeron en el mismo esquema, uno, que la gente que razona, rechazamos no solo porque el sujeto que sirve de modelo es de mentalidad harapienta, sino porque el culto a la personalidad en sí, promueve la continuidad de los errores de presidentitos que se creyeron o les hicieron creer que eran personas de excepción distorsionando la realidad política, cayendo en la impunidad mas ofensiva. Esa es la tragedia.
Los consejeros por ahí también, han dicho incluso, que la mesa opositora tiene cuatro patas: los tres partidos y los Xóchitlovers, nadie más.
Excluyendo se pierde, punto.
No están para nada en el plan de restar, cuando les falta muchísimo todavía para ser una amenaza a Sheibaum. No tienen poder y ya cierran puertas…
De hecho esta temporada larga e inútil, desde que Xóchitl se rindió a las burocracias partidistas, se ha diluído el apoyo a la oposición. El que enarbola el discurso es Alejandro Moreno, un personaje que sabe bién que es rechazado por el electorado, le sugiero que haga una encuesta a modo para que se conozca desde la óptica del mexicano común y corriente, ¿Qué aceptación tiene? Es descalificado por los que apenas lo conocen, y por supuesto por los enemigos internos que ha echado de su partido, por ser de la misma calaña, que como él, no representan ni lejos simpatías ni reconocimiento.
Pero ya sabemos que no van a cambiar, porque pretextos hay muchos para dejarse vencer.
Todos andan sobre las plurinominales, cuando éstas fueron creadas en el antiguo régimen para elevar la calidad del congreso, con gente especializada en los temas para presidir las comisiones. Ahora es coto de los burócratas partidistas, que ni ellos sociológicamente representan al electorado.
¿Qué queda?
Luchar y luchar como los grandes de la Historia, Josué y Caleb. Contra enemigos de fuera y de dentro, pero luchar por lo único que vale la pena: una alternativa a la justicia.
Vamos a seguir enarbolando la bandera ciudadana, ojalá Xóchitl se sume a esta batalla y recupere su primera querencia.
