Raúl Flores Martínez.
No es un secreto que la delincuencia organizada se infiltra en la sociedad a través de los eslabones más frágiles de la familia, eso lo saben las autoridades de los tres niveles de gobierno, que evitan hablar del tema, sobre todo evitan crear políticas públicas para enfrentar la violencia.
Hace días en el programa de la Tercera Emisión Fin de Semana de Imagen Radio, platiqué con el Maestro en Criminología Alán García, sobre la falta de políticas públicas que se tienen los gobiernos para el rescate de los jóvenes de las manos de las organizaciones criminales.
A través del estudio que realizó con otros maestros en la materia del Instituto Nacional de Ciencias Penales, reflejado en su libro ¿Hasta dónde la familia es responsable de la delincuencia? Da a conocer la falta de interés de los gobiernos, incluido el humanista de López Obrador para frenar la migración de jóvenes a las filas de la delincuencia.
El fracaso de los programas sociales, como Jóvenes Construyendo el Futuro que únicamente se basan en entregar limosnas a los menores de edad que son desempleados, una limosna que es triplicada por las organizaciones criminales dentro del sicariato o la venta de estupefacientes al menudeo.
El enlace entre la familia y los jóvenes que entran a la delincuencia no es un reto debido a que ya se tiene estudiado; sin embargo, el verdadero reto, es poner en práctica el estudio realizado para evitar que los jóvenes sigan emigrando al crimen organizado.
Para ejemplificar esto, pongo Ciudad Juárez en los 60´s y 70´s los padres de familia trabajaban en el Paso, Texas dejando a los menores de edad al cuidado de sus madres; sin embargo, en la década de los ochentas se dio el boom de las maquiladoras, donde la mayoría de madres de familia fueron a trabajar dejando a los menores al cuidado de las abuelas o solos.
Este fenómeno dejó que decenas de jóvenes sin un apoyo social, emocional y psicológico crecieran bajo la influencia del Cártel de Juárez y pasarán a ser parte de la estructura de Amado Carrillo y sus sucesores, algo que puso a Ciudad Juárez, cómo la ciudad más violenta por tres años consecutivos 2009 a 2012.
A pesar de los operativos que instruyó Felipe Calderón en su momento, la violencia disminuyó, pero las filas de los jóvenes en el crimen organizado siguieron hasta la actualidad, todo esto ante la falta de verdaderas políticas públicas, por qué regalar dinero, no es una política pública, sino un incentivo para que se abracen al dinero fácil y la delincuencia.