Carlos Arturo Baños Lemoine.
Se veía venir y así fue: México salió reprobado en la más reciente prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes). Como sabemos, esta prueba surgió a iniciativa de la OCDE en el año 2000 a objeto de evaluar el desempeño de estudiantes de 15 años en tres áreas del conocimiento: lectura, matemáticas y ciencia. El mundo globalizado y la pertenencia a la OCDE obligan a la aplicación de esta clase de instrumentos. La sociedad del conocimiento y la economía integrada los requieren.
Y, al igual que en las anteriores ediciones, México salió reprobado porque, en materia educativa, tenemos un problema de fondo, un problema estructural. Sin importar el signo partidario de los gobiernos, y pese a tanta reforma y contrarreforma educativas, México está jodido en materia de conocimientos básicos. Y lo estará aún más con esa mamarrachada de la Nueva Escuela Mexicana, el bodrio ése de adoctrinamiento que está tratando de imponernos la dictadura populista-militarista de Andrés Manuel López Obrador.
Todo el sistema falla: desde las madres y los padres irresponsables que creen que las escuelas son guarderías que los exentan de toda obligación educativa con respecto a sus “querubines”; los dizque docentes, que sólo buscan cobrar lo más posible por su labor de celadores en esos pequeños reclusorios llamados “escuelas”; y las autoridades educativas que, sabiéndose burocracia de paso, sólo se obstinan en mantener la chamba jugando con las estadísticas según convenga. Raras veces vemos pasión por el conocimiento, requisito fundamental de todo sistema educativo.
Además, seguimos repitiendo esa estupidez de que “la educación es un derecho”. Sí, sí, ya sé que eso dice la mismísima Constitución; pero no debemos olvidar que nuestra ley fundamental contiene muchas aberraciones. ¿Por qué se le considera un “derecho” cuando a la gente le interesa un cacahuate la calidad educativa? ¿Qué hacen ustedes, mis amigos, si compran un producto en el mercado y éste les sale defectuoso? ¿Ya entendimos el punto?
No nos engañemos, a la inmensa mayoría de los mexicanos le vale madre la educación. A la inmensa mayoría de los mexicanos sólo le interesa acumular grados escolares, creyendo erróneamente que esta acumulación es un signo de éxito personal y de movilidad social.
La crisis educativa de México ha llegado a tal grado que tenemos una educación superior pobre en materia de Lógica, muy deficiente en materia de Metodología de la Investigación Científica, llena de analfabetismo funcional y proclive al dogmatismo.
No de balde, basura mental como el marxismo y la “ideología de género” contaminan hoy por hoy muchos espacios dizque universitarios: ahora resulta que la “educación superior” consiste en repetir como idiotas ideas pseudo-científicas o anti-científicas utilizando, además, “lenguaje incluyente”. Educación de porquería, pues… ¡en todos los niveles!
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