Carlos Arturo Baños Lemoine.
A primeras horas del pasado lunes 13 de noviembre, nos enteramos de la dramática muerte del Magistrado Electoral Jesús Ociel Baena Saucedo: su cuerpo exangüe yacía al lado del cadáver de su pareja sentimental, Dorian Daniel Nieves Herrera. Ambos cuerpos yacían sobre una extensa mancha hemática (charco de sangre) en la planta baja de la casa que juntos cohabitaban al interior del exclusivo fraccionamiento Punta del Cielo, en la ciudad de Aguascalientes, México.
Por supuesto, y de entrada, extendemos nuestro pésame a sus familiares y amigos, ya que nuestra crítica y oposición a la fascista “ideología de género” nunca ha abrigado deseos de muerte para nadie. Somos gente civilizada y sabemos que la disidencia en el mundo de las ideas no implica deseos ni actos fatales hacia ninguna persona.
Por supuesto que somos contrarios a la “ideología de género”, por ser ésta anticientífica, dogmática y totalitaria; pero nunca postularemos que sea asesinada la gente que sostiene estas ideas, por muy equivocadas que estén.
La muerte del Magistrado Electoral Ociel Baena de inmediato echó a andar el aparato de propaganda fascista de las sectas feministas y diverso-sexuales, sobre todo después de que el funcionario se dijo víctima de amenazas de muerte a causa de su activismo LGBTIQ+.
En las redes sociales y en las calles, rabiosas manifestaciones condenaron la muerte de la pareja homosexual como un “crimen de odio” y hubo quienes, en el máximo fulgor del fanatismo y del irracionalismo, culparon a legisladoras panistas y a políticos provida de la muerte del Magistrado Electoral Ociel Baena. ¡Vaya absurdo!
¡Pero, oh, sorpresa! Gracias a las condiciones óptimas del caso y a la oportuna aplicación de pruebas periciales, la Fiscalía de Aguascalientes concluyó que el Magistrado Electoral Ociel Baena fue asesinado por su pareja Daniel Nieves quien, después, se privó de la vida por autolesión infligida por arma cortante (navaja de rasurar). ¡Se trató, pues, de un crimen pasional homosexual, le pese a quien le pese!
Nada permite concluir otra cosa: desde el seguimiento sin interrupciones de las cámaras de video hasta el factor de coagulación sanguínea, pasando por las pruebas forenses en materia de fotografía, de lesiones, de posición cadavérica, de lofoscopía y de toxicología. Vaya, hablamos de esas áreas del conocimiento científico que algunos de nosotros aprendemos en manuales de criminología y criminalística como éste.
Hasta donde nos ha sido permitido conocer, el trabajo de la Fiscalía de Aguascalientes ha sido profesional, idóneo, adecuado, pertinente, eficiente, suficiente y eficaz.
Conclusión: se trató de un pleito entre varones homosexuales que terminó en un asesinato, primero, y en un suicidio, después. Crimen pasional entre homosexuales.
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