Jorge Miguel Ramírez Pérez.
““Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres,
pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo 23:27)
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Dijo López Obrador: “hay cosas que se saben antes de que ocurran”, no dijo lo que seguiría a dicha frase, explicando la razón de la misma, ¿cuál?: saben las cosas, porque espían, tal como lo evidenció la Fiscal de la Cdmex, Ernestina Godoy que pidió ilegalmente y por escrito a Telcel, intervenir teléfonos de opositores y sus familiares como lo publicó el New York Times…
Ayer, en Culiacán, con un disfraz de defensor de la democracia López Obrador ya aprendió los conceptos grandilocuentes, de tipo doctoral. Diferentes a los que usaba como crítico de Calderón y Peña, porque las promesas como las de atacar de lleno a la corrupción ya no son su caballito de batalla, solo le sirvieron para marear a la clase media, y lo mismo, pero aderezado con vulgaridades para engañar al lumpen proletario, diciéndole que les habían robado. Esas fueron las armas verbales de un Obrador para llegar a ser presidente. De esas promesas, nada, nadie en las rejas ni de ahora tampoco de antes. Burla pura.
Ayer se volvió conceptuoso. Insistente de que se haga la voluntad de Dios, pero en los bueyes de sus compadres, no en los suyos.
Pertrechado desde el cuartel, el visitante que vino a apoyar al gobernador en el pleito largo que sostiene con sus ex aliados; con lentitud, cuidando sus palabras, se acordó que la Universidad Autónoma de Sinaloa está dominada por un cacicazgo que maneja los recursos públicos de manera indebida.
Inusitadamente, esta vez, sin los reparos acostumbrados contra el poder judicial, Obrador, dejó a los jueces el veredicto.
Se le olvidó al de los atuendos folclóricos, que en la campaña de Morena para la gubernatura el cacicazgo impuso sus consignas y sabe cuanto gastaron del dinero público, en apoyar de modo oportunista, como siempre lo han hecho, la nominación de un funcionario de los gobiernos priístas para que fuera gobernador. En ese entonces no existía el cacicazgo, según la versión oficial, que pretende invocar amnesia entre los ciudadanos.
Y ya entrados en las definiciones académicas, para evitar que las mentes se concentren en la falta de congruencia, y desde las trincheras del campo militar, Obrador se aventó la puntada de hablar con encomio de la transparencia, dijo cínicamente, que es la regla de oro de la democracia.
Presumió de entender que sin transparencia no hay democracia, y antes de que la lógica mostrara los recursos de la hipocresía, con un brinco retórico, se refirió según él, aparte de un autoelogio, que se dice es vituperio, que en su gobierno reinaba la transparencia.
Maestro en el arte del engaño, osadamente tocó un tema central de la hipocresía oficial. como si no supiéramos todos los que estamos enterados, que el gobierno obradorista no han dado cifras ni razonamientos de sus escaladas de gastos por tres veces lo presupuestado, en las obras “insignia” como les dicen los aduladores; porque las atrincheró en manos de las fuerzas armadas aparte de ser falazmente consideradas como “seguridad nacional”, en otras palabras, si se llegaran a saber esos datos, sería como un intento de que México perdiera su integridad. ¡Vaya invención flagrante!
Y ya que abordó la transparencia que originalmente le dedicaba a los funcionarios y exfuncionarios de la UAS, se siguió de frente contra los consejeros del Instituto Nacional de Transparencia, el INAI, secuestrado por la consigna, como se ve, del ejecutivo que impide que el Senado, designe los consejeros necesarios para sesionar; y soltó, Obrador, que los consejeros del instituto de la transparencia no querían informar sobre sus gastos institucionales, lo que le parecía una contradicción, que los que piden transparencia no la informen, cuando se trata de ellos. Para asombro de los que escuchábamos no se le cayó la lengua en pedazos. El señor vive en un palacio lleno de joyas y obras de arte, los costos de mantenimiento de ese inmueble y los servicios, rebasan cualquier gasto con el que se le quiera comparar.
¿El ejemplo de la transparencia es el gobierno actual?, ¿Qué pasó en Segalmex, donde está el Insabi, que se le ha hecho al dinero del FONDEN y de los Fideicomisos desaparecidos, peso por peso, etcétera, aparte de los datos sobre los envíos de apoyos a Cuba?
Decir que se gastó en obras sociales, no basta. Un régimen con transparencia permite auditar todo, cada erogación y destino verificables. Y eso va para todos los que reciben dinero institucionalmente. Lo que no se muestra en los gobiernos morenistas que hacen caso omiso de las legislaciones de adquisiciones y obra pública.
Y afirma quien se ostenta de presidente de todos los mexicanos, que México ya es otro, sí otro, en peores condiciones, las instituciones desapareciendo para dar lugar a la forma prehistórica de recibir órdenes de un sujeto personalista, autoritario y marrullero, cuya ley son sus rollos y que no le salgan con que la ley es la ley.
Y a modo de cierre, el mañanero abundó en vociferar contra los medios, atacó las televisoras que dijo rebasadas por las redes, como si fueran de su invención, las que debería leer; no solo que le lean lo que difunden las granjas de bots que oculta el régimen sin transparencia. Se escudó en dividir la entelequia de lo que llama pueblo, se refieró a los que no piensan, sino por medio de su amo, él, dice que no son tontos; porque los tontos son los otros, a los que no les concede ser parte de su pueblo. Y como ya lo dijo el amo, hay que creerlo, ¿o no mi querido pueblo?