Francisco Garfias.
La renuncia del ministro Arturo Zaldívar trajo a mi memoria un desagradable episodio que viví con él cuando todavía era presidente de la SCJN y vivía sus mejores momentos. La posibilidad de su abortada reelección en ese cargo, empujada desde Palacio Nacional, ya rondaba en el ambiente.
El episodio ocurrió en una comida con columnistas a la que fui convidado. En la sesión de preguntas y respuestas pedí la palabra.
Sin darme cuenta le puse el balón para que me reclamara en forma airada haber escrito, en este mismo espacio, sobre su subordinación al presidente López Obrador.
El tiempo me da la razón. En su carta de renuncia dice que su ciclo en la Corte ha terminado, pero agrega:
“Toca ahora seguir sirviendo a mi país en la consolidación de la transformación de un México más justo y más igualitario, en el que sean prioridad quienes menos tienen y más lo necesitan.”
¿Le suena el tono populista?
La idea de “servir a México” en la consolidación de la “transformación” no se le ocurrió ayer. Deriva de su afinidad con el régimen de AMLO.
Me sentí reivindicado.
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A las 15:52 horas locales, Claudia Sheinbaum, virtual candidata presidencial de la coalición Morena-PT- PVEM, subió a X una foto en la que aparece sentada en junto al todavía ministro.
Acompañó la imagen con el siguiente mensaje: “me reuní con Arturo Zaldívar. Acordamos trabajar juntos para avanzar en la transformación del país”.
La renuncia aún no es aceptada por el presidente, ni por el Senado, pero ambos traían prisa de hacer el anuncio de que el controvertido ministro se suma al equipo de Claudia.
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Zaldívar no dijo absolutamente nada de su renuncia en la sesión del Pleno de la SCJN. Algunos de sus pares se enteraron de la noticia en las redes sociales o por los medios de comunicación.
La Corte, por cierto, difundió un comunicado en sobre la carta de renuncia del multicitado juzgador. Dice que ese Tribunal Constitucional se encuentra en espera de lo que digan el Ejecutivo y el Senado.
Recuerda que el artículo 98 de la Constitución señala que las renuncias de los ministros solamente procederán por “causas graves”; serán sometidas al Ejecutivo y, si este las acepta, las enviará para su aprobación en el Senado.
¿Adherirse al equipo de Claudia Sheinbaum será “causa grave” para quitarse la toga? Es pregunta.
El artículo 101 de la Constitución establece que los ministros en retiro no podrán, dentro de los dos años siguientes a la fecha de su retiro, actuar como patronos, abogados o representantes en cualquier proceso ante los órganos del Poder Judicial.
Zaldívar puede ser parte del gabinete si Claudia gana, pero la sanción sería perder su pensión. “Le vale madres”, nos comentaron, con sorna, fuentes de la Corte.
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La noticia produjo una cascada de reacciones. Este reportero se enteró durante la sesión del pleno de diputados para discutir las más de 3 mil reservas al dictamen del Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2024.
En ese momento nos cruzamos con el diputado del PRI Augusto Gómez Villanueva, decano de la legislatura. Le pedimos una reacción. Aún no se sabía que Zaldívar se sumaría a Sheinbaum.
Cauteloso nos dijo: “El ministro tenía una trayectoria muy respetable que acreditaba una base de confianza en su desempeño, pero lo real es que su propia actitud posterior originó dudas respecto a su desempeño con el sentido ético que reclamaba una etapa en la que es muy importante dejar perfectamente definido el respeto a la división de poderes.”
La diputada del PAN, Cecilia Patrón Laviada, secretaria general del PAN, se dijo sorprendida por la renuncia. Recordó los ataques al Poder Judicial desde el Ejecutivo y la crisis de inseguridad por la que atraviesa el país.
“Es lamentable que en un momento tan complicado abandone el barco cuando te necesitan remando”, sintetizó.
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La secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, habló ayer mismo con Eduardo Ramírez, presidente de la Jucopo, órgano de gobierno en el Senado, para dar trámite legal a la renuncia.
Le dijo que en los próximos días le mandará de manera oficial la aceptación de la renuncia por parte del Ejecutivo, como mandata el citado artículo 98 de la carta magna.
“En un segundo momento el Ejecutivo tendrá que mandar una nueva terna (con los nombres de los posibles substitutos) y debe encontrarse un consenso. De no encontrarse, lo designa el Ejecutivo”, puntualizó.
El senador del PAN, Damián Zepeda, detectó de inmediato la “jugada política” de AMLO para llevar a la Corte a un incondicional durante los próximos 15 años.
“Lamento el desprecio a una función que debe ser digna, pero es una oportunidad de nombrar a un ministro independiente. La oposición debe estar a la altura, no doblarse. Nombremos a un ministro digno de la Suprema Corte de Justicia”, remató en tribuna.
FIN.