Bogotá.- La política de “paz total” del presidente colombiano, Gustavo Petro, tropieza nuevamente por la decisión de la mayor disidencia de las FARC de suspender el diálogo con el Gobierno y por el secuestro del padre del futbolista Luis Díaz por parte del ELN, que puede poner en peligro las negociaciones con esa guerrilla.
Las recientes acciones de las dos guerrillas con las que más ha avanzado el Gobierno de Petro en su propósito de desterrar el conflicto armado del país dejan dudas sobre el rumbo de ambos procesos y sobre la voluntad real de los grupos armados de llegar a acuerdos.
El Estado Mayor Central (EMC), la mayor disidencia de las FARC, culpó el domingo al Gobierno de la suspensión de los diálogos alegando que “el incumplimiento ha sido total” por parte del Estado a los compromisos asumidos, entre ellos que “los militares deberían salir de las zonas como fue el compromiso, sin embargo la respuesta ha sido incrementar el pie de fuerza”.
EFE