Por. José C. Serrano
Marcelo Ebrard Casaubon emprendió a mitad del pasado mes de agosto un ciclo de reclamos que parecieron estruendosos ante la cultura del control monolítico en manos del presidente López Obrador, pero quizá trascenderán como un gesto tardío en la recta final para decidir la candidatura presidencial del oficialismo en 2024.
La batalla del excanciller contra el sistema de encuestas diseñado por la dirigencia de Morena a cargo de Mario Delgado, merece ser atendida como un juego de artificio, cuando en todo el mundo está en crisis el modelo formal de las encuestas.
Ebrard dejó intacto el esquema centralizado del partido oficial, basado en una encuesta interna, apoyada en estudios “espejo” que, podrían no ser comparables por muchos motivos.
Sería inverosímil decir que Ebrard supone que la debilidad del esquema radica en el frente meramente técnico, operativo. Que por ingenuidad deja fuera de sus reclamos que el Consejo Electoral de Morena ha estado en manos de una diputada plurinominal, Ivonne Cisneros, sin formación alguna en la materia ni otro atributo que no sea su sujeción al aparato que tiene su cúspide en el despacho del presidente López Obrador.
Las fortalezas de Ebrard como una de las figuras políticas más maduras de la actualidad fueron justo las que decidió no poner en juego, y no sólo en estas horas finales del proceso. Ni durante su desempeño como funcionario ni en la ruta para la sucesión logró colocarse por encima del culto a la personalidad de López Obrador ni de la narrativa populista en boga.
Tampoco quiso ser la voz que pudo haber moderado los excesos o impulsado las razones de Estado, como fue la voz de Jesús Reyes Heroles frente a los arrebatos de Luis Echeverría Álvarez, o la de Manuel Camacho Solís -tutor político de Ebrard– ante el pragmatismo a ultranza de Carlos Salinas de Gortari.
El futuro político de Marcelo Ebrard Casaubon de cara a 2024, sigue siendo tema en charlas de café. Un grupo de diputados afines al excanciller ha anunciado que si éste deja Morena, ellos lo acompañarán. Sin embargo, la incógnita se mantiene luego de que el exjefe de Gobierno de lo que fue el Distrito Federal, pospuso un mensaje previsto para el pasado 3 de noviembre.
En el anuncio que no emitió el excanciller, mencionaría su decisión sobre permanecer o no en Morena, dependiendo de la respuesta de la Comisión de Honestidad y Justicia del partido a su impugnación.
Por su parte, el equipo de Marcelo Ebrard ha dicho que el aspirante a la candidatura presidencial en 2024, tiene algo preparado para la próxima semana (del 6 al 12 de noviembre).
La siguiente semana será clave por una razón principal, el domingo 12 de noviembre inicia el registro de precandidatos a la presidencia en Movimiento Ciudadano (MC), partido al que se ha especulado en múltiples ocasiones que Ebrard podría llegar.
Y mientras Marcelo espera que la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena responda a su impugnación, Dante Delgado Rannauro ha dejado entrever que el excanciller podría ser un candidato externo en la contienda interna del partido naranja.
De esta manera, la próxima semana será clave para Ebrard, ya sea para formalizar su permanencia en Morena o, en cambio, buscar la candidatura con MC.
Entre tanto, sus cercanos afirman que Marcelo es un hombre congruente, con 42 años en el servicio público y ha buscado que la paz esté presente en el país. Como canciller ha negociado beneficios económicos para México y cumplió con la hazaña de obtener la cantidad necesaria de vacunas para atender la pandemia de Covid-19 en esta nación.
La ciudadanía espera una respuesta contundente del hombre que representó a México en importantes foros en diversas latitudes del orbe.