Alejandro Rodríguez Cortés*.
Entre las innumerables mentiras proferidas desde Palacio Nacional para aparentar avances inexistentes en su mal llamada Cuarta Transformación, Petróleos Mexicanos es el protagonista de un circo pletórico de payasos mentirosos, contorsionistas acomodaticios y trapecistas justificadores.
Dice la publicidad oficial, de las más embusteras que me ha tocado ver y escuchar, que Pemex ha sido rescatado y que México recuperó su “soberanía energética”. ¿En serio?
Para empezar, ni siquiera ha llegado ni llegará a la primaria meta de producción de hidrocarburos, que prometió más de 2 millones de barriles diarios y que ahora, sobre 1.6 millones por día, incluye hasta los condensados derivados para que la cifra no se vea tan fea.
Si rescatar es echar dinero al barril sin fondo entonces tienen razón: este gobierno ha transferido a Pemex la monstruosa cantidad de 1.3 billones de pesos de presupuesto público ¡sólo para cubrir hoyos financieros! Súmele a esa suma otros 800 mil millones en obras inútiles como una refinería utópica, no porque no exista sino simplemente porque no refina. O sea, 2 billones de pesos a la basura, por cierto una cantidad similar a la deuda que contratará la 4T en el último año de este desastre. Sí, ese mismo gobierno que dice no endeudarse.
La deuda de Pemex, más de 100 mil millones de dólares, es impagable con un modelo de pérdidas recurrentes y rescates oficiales para pagar sus propios intereses mientras no genera utilidades duraderas. Vaya, no le pagan ni a sus proveedores, a quienes les deben el doble que hace un año: 100 mil millones de pesos.
Descarados, dicen que Pemex ya gana dinero, cuando en 2018 reportó un resultado positivo de 2 mil 180 millones de dólares y durante los siguientes 3 años perdió más de 50 mil millones de billetes verdes. Y, fíjense, el 99 por ciento de sus ingresos antes de impuestos se van a cubrir costos financieros.
¿De qué sirve ser “soberanos”, si esto fuera útil y aún cierto, si el necio presidente de la República insiste en reducir 70 por ciento las exportaciones de petróleo crudo, en un entorno de precios altos en el mercado internacional? Vaya, lo bueno es que esta es otra de las promesas que no se han cumplido ni se cumplirán, afortunadamente en este caso.
¿No es escandaloso que a pesar de la apuesta estelar de aumentar la producción de gasolinas ésta haya avanzado prácticamente nada y estemos aún lejos de cubrir localmente la demanda nacional, severamente dañada por malas decisiones gubernamentales en 2019, so pretexto del huachicol?
En fin, Pemex es la gran estafa de la narrativa oficial y oficiosa. Y México pagará las consecuencias más pronto que tarde. Es una bomba de tiempo que le estallará en la cara a la próxima presidenta de la República, sea quien sea.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz