Carlos Arturo Baños Lemoine.
En la semana que concluye, tuvo verificativo otra estúpida e inútil reunión “de alto nivel” entre dos gobiernos mediocres: el de México y el de EEUU. Por enésima ocasión, estos dos gobiernos se pronunciaron en contra de los “daños sociales” que causan la producción, el comercio y el consumo de drogas, especialmente ahora del fentanilo, que es la droga de moda. Y, además, se comprometieron a combatirla.
Pobres gobiernos, siguen sin entender que la “guerra contra las drogas” está perdida de antemano y que sólo podemos aspirar a políticas públicas de amortiguamiento. Para ello, debemos comenzar por legalizar todas las drogas a fin de permitir que se imponga, en el ámbito económico, jurídico, político y ético, la SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR, con todo lo que ésta supone.
La imbecilidad sigue contaminando la vida pública y privada del continente americano; sí, de ese continente que, en su versión moderna, nació al calor del LIBERALISMO, pero que de LIBERALISMO entiende muy poco. No olvidemos que incluso el Tirano de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador, se ubica entre “los liberales de la historia de México”, en contraposición a “los conservadores”. Pero AMLO no entiende ni una coma de LIBERALISMO, por muy “liberal” que se presuma: es un ignorante engañabobos.
Vayamos a la esencia de las cosas, como debe ser: cualquier persona que entienda algo de LIBERALISMO, sabrá que todos los seres humanos tenemos la capacidad de tomar decisiones y de asumir las consecuencias de nuestras decisiones. Y, por supuesto, serán mejores las decisiones que tomemos con base en información cierta, es decir, en información sustentada en criterios objetivos, de tal suerte que decide mejor quien piensa sus decisiones con base en información sólida, en información de carácter científico.
Y si alguna persona toma malas decisiones, tiene el deber ético y jurídico de asumir las consecuencias de sus malas decisiones, incluida la sobredosis mortal si de consumo de drogas estamos hablando. Quien quiera quedar idiota o matarse consumiendo drogas, está en todo su derecho, por absurdo que esto parezca. Y yo no tengo el derecho de invadir la esfera individual de las libertades ajenas; menos aún el gobierno.
Por ello, me parecen asquerosas, reprobables, puritanas e irresponsables las campañitas oficiales ésas que, en ambos lados del Río Bravo, se han empeñado en tratar de atemorizar a la gente presentando a los consumidores de fentanilo como ejércitos de zombies en las calles, casi en estado vegetativo, como idiotas… ¡huy, qué miedo!
Las únicas campañas gubernamentales que merecen un poco de respeto son las basadas en la gran tríada liberal: LIBERTAD, RACIONALIDAD Y RESPONSABILIDAD. Quien quiera quedar idiota o quien quiera matarse consumiendo drogas… ¡adelante, es su libertad! Y la verdad es que, ante esto, no hay mucho qué hacer. Quizá bastaría con un buen servicio para levantar cadáveres.
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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.