Jorge Miguel Ramírez Pérez.
La frase de James Carville, que detonó la campaña de Bill Clinton en 1992, de la “¡Es la economía, estúpido!”, es un claro ejemplo para demostrar a la gente y a los políticos lo que no ven, o lo que no quieren ver. Y eso aplica plenamente a este gobierno en materia de agua, en todos los órdenes y en particular en lo que se refiere al agua de uso doméstico, como para uso en la producción agropecuaria.
De hecho, cualquier inversión directa en suelo mexicano se plantea tres cosas indispensables: disponibilidad de agua, disponibilidad de energía y seguridad. Las tres condiciones fundamentales que sencillamente el régimen de la 4T no tiene en ninguna perspectiva, la posibilidad de suministrar bajo ninguna vía…
De todo hablan y discuten, su vida se centra en lo que hacen otros; son mitoteros, decían antes: “viejas chismosas”, con respeto de las ancianas y féminas adictas a lo enredoso, hoy manifiestamente rebasadas con mucho, por un ocioso que está pendiente de lo que se hace en la lejana República de Mitolandia, menos de lo que pasa por sus narices y que es de su responsabilidad.
Asombrosamente le pisan los talones en lo ciegos y vacuos, los miles de seguidores que ya deben de tener en sus carteras como estampita, la imagen del que les absorbe el poco cerebro que les queda, como forma supersticiosa de quien tiene un amuleto para toda ocasión.
Y eso sucede con el problema del agua, ni lo ven, ni lo oyen; porque lo ven pequeñito y porque la gente tampoco lo pide, porque están más interesada en que les incrementen el apoyo, la dádiva, y los traten como víctimas de la historia; que en pensar ¿qué agua van a tragar ellos y sus hijos, y con qué van a regar sus parcelas?
El problema de México es de agua, de su exceso o escasez. Históricamente así ha sido e históricamente se ha diferido la magnitud del problema, siempre con aspirinas se quiere resolver el cáncer; o, mejor dicho, con el tiempo, a ver si se nos olvida y entre trago y tachas, se les deja la bronca al que sigue, porque a ver si alcanza para mí, ¿para mis hijos? no me importa. Allá ellos.
A nadie, absolutamente a nadie le interesa cuidar, menos guardar agua. Para el gobierno hablador: “primero los pobres” sin agua, famélicos, sin alimento, sin estudios que les validen en el mundo; solo los pobres que terminan ser becados para votar por los que tienen como meta mantenerlos pobres, y para que desde chamacos agarren trabajo de siervos meritorios y adictos de las estructuras de la droga; los datos los demuestra, la prestigiada Revista Science, que afirma el cálculo, de que los cárteles son el quinto empleados en el país, cada vez mas pegados a la República de Mitolandia. Donde padres claman que el crimen les devuelva la vida a sus hijos, o de perdida, los den por muertos, porque no se daban cuenta que sus hijos hace mucho estaban muertos en vida, zombies en las garras de sus empleadores…abrazos no balazos, las causas, las causas de hacerse tonto y tener fuerzas solo para acalambrar opositores.
Es el agua la prioridad material y colectiva número uno, se necesita ser estúpido para no entender que sin agua el ser humano rápido desfallece, no se requeriría ningún alegato. Es sentido común.
Me toco gracias a Dios conocer el asunto del agua en Sinaloa, en toda la Cuenca Pacífico Norte, y convencerme que muy pocos entendían que este valioso recurso, no era concientizado adecuadamente, mas allá de los liderazgos de los ancianos en las reuniones de usuarios de los Consejos de Cuenca, que constataban la degradación de la provisión del agua a lo largo de su vida; los demás daban por hecho en su mente, que el agua era para siempre. Craso error.
Combinamos ideas con las autoridades locales y sin un solo peso de aportación de los gobiernos estatal y municipal, ni de la CONAGUA que se oponía al proyecto, formamos Fábricas del Agua, bajo un esquema 100% ciudadano que arrancó, el único proyecto exitoso de reforestación en México, apoyado por usuarios agrícolas de agua, y la participación decidida de la CONAFORT; levantamos un vivero de plantas endémicas, propias de la región y en la zona de Imala, cercana a la presa Sanalona, se hicieron obritas importantes , pequeñas y útiles para detener la erosión de la deforestación, para empezar a detener el azolvamiento del lecho de la presa.
La aportación del distrito diez, como siempre fue la labor de convencimiento de un pionero del agua en Culiacán, el Ingeniero Severo Gutiérrez, se pidieron 20 pesos por hectárea de riego, mismos que fueron muy vigilados por los aportadores, y con eso, CONAFORT le entró peso por peso. Así los dejé, caminando, y a punto de organizar en la zona norte y en la sur otras “Fábricas del Agua”. En CONAGUA no le entendieron a la bondad del proyecto y los que se quedaron al frente de la A. C. cosecharon el premio nacional de reforestación que otorgó Peña Nieto, de un proyecto del que nunca avanzaron, era ajeno para ellos. Hoy espera ser rescatado y creo que está en mejores manos.
La cuatro T, oyó algo de lo que se hizo aquí en Sinaloa, y maquinaron el negocio de “Sembrando Vida” un simple y vulgar mecanismo para robar por donde sea: deforestando las especies endémicas, simulando compra de especies de valor forestal y frutal, sin entorno apropiado para su desarrollo; corrompiendo a los hombres de las serranías para hacer centros de simulación, y todo lo que la corrupción está en plenitud de aparentar y que cada día el gobierno se esfuerza por ocultar.
En materia de agua la 4T es un caos. Directores y funcionarios desfilan, crean mas caos y hay silencio, eso es todo. No digamos en el caso de las presas, todas, absolutamente todas abandonadas, sin mantenimiento adecuado. En Sinaloa, la Picachos quedó terminada hace más de 13 años. Se tira el agua que estaba destinada a regar 22 mil hectáreas de producción agrícola. Porque no han podido resolver la construcción del distrito de riego y ya van a la Santa María, solo el negocio de la construcción de la presa, porque ¿Dónde está el distrito? Estos distritos no los pueden arrancar. ¿Qué pasa?
Propuse en el 2010 una inversión para sobre elevar la Sanalona y La Josefa Ortiz de Domínguez, para lograr retener agua en tiempos de abundancia, y en el caso de la Sanalona escalar su vida útil. Había voluntad entonces, pero algo pasó y no pasó nada, no se siguió el proyecto. Hay mucho que hacer en el tema del agua en Sinaloa y en México.
La sequía es la que sensibiliza a la gente y a la autoridad, y a veces se empiezan a dar cuenta que tienen abandonado el líquido mas valioso para el ser humano, hasta en manos de un mercado negro, de hampones, como está hoy en día, gracias a la 4T, que regentea al crimen.