Jorge Miguel Ramírez Pérez.
En la academia siempre se discute acerca de la importancia del voto razonado y el voto irracional, hay un buen de material escrito por especialistas, tanto que los spin doctors, los profesionales de las direcciones de comunicación política de los equipos de los candidatos, los devoran tratando de encontrar las recetas mágicas para lograr triunfos electorales, materia y objetivo de esa profesión.
Pero en esta ocasión no se trata de encontrar la piedra filosofal de las elecciones mexicanas y en particular las de las elecciones presidenciales, que adelantadas como están, sin respeto de las normas electorales, ya llevan tiempo desatadas como tema prioritario de los medios de comunicación.
Sencillamente me atrevo a enunciar que, en México, casi no hay lugar para el voto razonado, lo que hay, y aún ese voto no es suficiente, es el voto irracional. El voto que se guía por la simpleza de esperar recibir algo a cambio no solo a la hora de votar, sino también por participar haciendo bola, en cualquier etapa del proceso electoral. También se enmarca en el voto irracional el atractivo de una personalidad, que resulte chistosa o cuyo aspecto sea el de caerle bien a la masa, una especie de ídolo del rock, a lo pobre, con mucho menos parafernalia.
No hay un debate nacional en el que los votantes entiendan bien a bien que está en juego. La gente no alcanza a discernir para que quiere el poder “X” y no “Y”. menos se entiende, si una vez logrado el triunfo, el candidato ganador, establece las prioridades por las que piensa, expuso sus razonamientos, si es que los tiene, como carta de compromisos. Elige de sus discursos los temas que le interesan a él, y los enmarca como propuestas que va aplicar. Hasta allí. Y como nadie lleva la secuencia de promesas jamás cumplidas y acompañadas de una sarta de habladas sin sustento, el gobernante se auto elogia, presumiendo ser cumplidor y si alguien le reclama dice tener otros datos, y tan tan.
El voto razonado se inscribe en presentar al electorado las decisiones que se piensan estructurar en un plan de gobierno, distinto a los contrarios, sus costos presupuestarios, los beneficios específicos y una breve relación de la estrategia política a seguir para alcanzar en el congreso su aprobación. Por supuesto es un proyecto técnicamente armado, serio que guarda los protocolos que se exigen de tipo documental y los estudios que avalen la propuesta.
Como es algo mas complicado que proponer todo y a la vez nada, como suele suceder, con eslóganes burdos y pegajosos, como “primero los pobres” que superficialmente dice mucho, pero sin especificar algo. La gente echa a volar su imaginación y muchas personas se ven en su ilusión, como en el programa del siglo pasado, de “reina por un día” de Telesistema, que así se llamaba Televisa antes; donde recibía la agraciada regalos y chucherías con algo de electro domésticos regalando una gran sonrisa. Muchos, eso se imaginan, y si ven que no reciben nada de sus sueños, al menos se conforman con descargar su resentimiento deseando que nadie obtenga un beneficio, menos para quienes considera riquillos, que tal vez, no lo son, sino empleados de cierto nivel medio con estabilidad salarial.
Esos son los perfiles de la inmensa masa que no entiende que es elegir un gobernante y para los que le piden depositar en una urna su papeleta, a cambio de un billete más o bajo la amenaza falsa de quitarles la beca a los ninis, o la pensioncilla a los viejos.
Para esa masa, el dedazo, la asignación abusiva y unilateral de un solo individuo por nombrar su sucesor, es la combinación perfecta. Se simplifica la burrada, solo basta ordenarles por quién y como votar, con premio o amenaza y la broza jala. El dedazo es lo mas burdo y para ello no se necesita convencer o debatir con nadie, porque una vez que la masa acepta que su voto no es de su incumbencia, sino una mercancía para cambiar un billete, sale sobrando razonar lo que sea.
Por eso ve usted en las entrevistas a la masa de parte de las televisoras la serie de confusiones y disparates que responden, sin coherencia. Se da Usted cuenta que la mayoría lo que espera es una torta, un juguito, y en eso tasan su voto. ¿Me equivoco?
Y eso explica que en el listado de candidatos oficiales se busque que la gente elija lo mas irracional, pero lejos. Por eso en la gama de irracionalidades hay niveles, no todos son del mismo rango; por ejemplo, Marcelo Ebrard algo explica y mucho mas, le entiende al asunto del gobierno, que los demás morenos en pugna, y quien menos explica y nadie entendería porque tantas irracionalidades la tienen como puntera, es la señora Sheibaum. Porque no hay una, una sola razón para que esté allí encabezando una lista bizarra.
Porque al único que le parece encantadora es a su admirador Obrador, que, como hombre enamorado, porque no se explica otra cosa, cree firmemente que la dama es encantadora. Nadie solo él cree, semejante mafufada.
Vista la cosa desde la perspectiva histórica, México no solo no ha mejorado, sino que está como sabemos todos, -los que tenemos memoria- en un franco retroceso.
Al rato van a dar las cifras mas falsas que una moneda de treinta y siete pesos, y Mario Delgado el líder tipo batracio, de esa corte de milagros, se dispondrá anunciar que la Sheibaum, es aspirante para recibir a marejadas el voto irracional de los mexicanos.
Falta que Marcelo Ebrard, no diga una palabra y renuncie públicamente a ese centro de irracionalidades cuchareadas con dedazo. Ojalá que recuerde que la dignidad es algo que queda…
Y frente a esa sí, farsa esférica por donde se le mire, lo de Xóchitl, al menos fue un ejercicio de razonamientos sin un obvio y descarado dedazo.