Carlos J. Pérez García.
Ha habido reyes muy pintorescos como Enrique VIII, aquel sanguinario esposo serial en la Inglaterra del siglo XVI, que creó su propia Iglesia, o tantos otros en Europa y Oriente. Por acá tuvimos un Hernán Cortés, de cuyos aposentos en Coyoacán se escucharon una noche gritos y discusiones… al día siguiente su señora apareció muerta por asfixia.
Miren, es dura la presión: reyes, presidentes y funcionarios han tenido así diversos desaciertos. Sus reinos o países los han pagado muy caros.
Y tomo ahora en cuenta un ensayo que había estado esperando desde hace tiempo: Levy, Santiago, y Luis Felipe López Calva, “¿Qué falló? ¿Qué sigue? México 1990-2023”, Nexos, agosto 2023. Creo que nos ayuda a entender mejor los logros y fracasos, tanto del lapso largo que Amlo ha llamado neoliberal como de los cinco años del actual sexenio.
Durante 33 años la política económica ha sido muy similar con 3 distintos partidos políticos en la Presidencia (PRI, PAN y Morena), aunque en este sexenio el discurso cambió y se afirma que antes eso era “neoliberal” (o sea, malévolo). En los primeros 28 no todo fueron logros: bajo crecimiento, poca inclusión social, salarios congelados, brechas internas, y en los últimos 5 no sólo ha habido fracasos notorios: han reducido la evasión tributaria y los abusos en la subcontratación, además de las ventajas de la continuidad liberal.
Un gran problema ha sido la informalidad, al igual que las políticas que intentaban reducirla o compensarla, pero han resultado contraproducentes, lo cual ha agravado las deficiencias del mercado laboral, ha generado exclusión y ha castigado la productividad, con lo que se subsidian los empleos informales, se frena la competencia y se debilita el Estado de derecho.
Lejos de discursos, se requiere un Estado de bienestar incluyente y eficaz, que resuelva no sólo las tensiones entre una economía de mercado orientada a empleos productivos y bien pagados, y un Estado que busca reducir viejas desigualdades sociales agravadas por los mercados, sino también las discrepancias entre los que están a favor de lo informal e ilegal, y los que no. Se trata de una prosperidad compartida.
Podría verse una autocrítica a través de Levy, quien tras no atender sugerencias para sumarse a AMLO ha sido respetado por él (a diferencia de Xóchitl Gálvez y Agustín Carstens). Luego seguiremos en este ensayo: sin dogmatismos, se acentúa la complejidad real y la precisión alcanzable de los problemas y las soluciones.
Por otra parte, oigan, pronto será necesario limitar el gasto social o aumentar los ingresos públicos con una reforma fiscal, si no queremos seguir abatiendo los gastos en salud, educación, seguridad… El crecimiento de las pensiones contributivas (IMSS, ISSSTE) o asistenciales (repartos de dinero) supera el de los ingresos totales. Esto resulta insostenible para el próximo presidente, ya sea morenista o de oposición. Y, bueno, sería uno de los casos en que, de plano, la mera continuidad es imposible.
También llama la atención que alguien pueda ver como gran éxito una cuasi disminución de la pobreza de 5 millones de mexicanos, si se trata de un efecto estadístico de transferencias que se nota frágil, parcial, temporal… No nos engañemos.
* BREVE AVISO A YA Saben Quién: “Los nobles y valientes mueren sólo una vez, los soberbios, cobardes e hipócritas mueren muchas veces”. Él se exhibe muy contento o hasta se hace la victima de quienes agrede, pero, si bien metafórica, la verdad de esta cita podrá quedar como uno de sus principales recuerdos.
E igual recordamos que desde el DF se promovía a sí mismo con las palabras “Honestidad Valiente”, aunque ahora se esgrimen pruebas de lo opuesto: una deshonestidad cobarde. Desdeña cuentas bancarias o propiedades a su nombre, pero por décadas ha tenido fuentes de ingresos objetables (sólo en cash, bien lavado, como cualquier criminal), a la vez que ha consentido casos sonados de corrupción de familiares y amigos a quienes perdona.
Claro está, todavía puede hacer más daño… Ojalá que no sea así: deberíamos centrarnos en un futuro mejor después de Amlo, no en los lastres de su legado.
@cpgarcieral