Raúl Flores Martínez.
Recientemente tuve una plática con Dunia Ludlow Deloya, subsecretaria de Programas de Alcaldías y Ordenamiento de la Vía Pública de la Secretaría de Gobierno CDMX, quién me comentó que la Ley de Establecimientos Mercantiles de la capital del país, es efectiva, pero si no es aplicada correctamente, no tiene efectividad.
Adivine qué dependencia o quienes están facultados para las revisiones de los bares, antros, cantinas, restaurantes, etc. Así es, las alcaldías que siempre se quejan de los recortes presupuestales y falta de personal.
Esto ha generado que algunos empresarios abusivos, trabajen en la ilegalidad de la mano con la corrupción de los verificadores de las diversas alcaldías, quienes pasan por su “colegiatura” que va de los 15 a 35 mil pesos.
La famosa “colegiatura”, no es más que las dádivas que pagan los dueños de los antros para seguir pagando en la irregularidad, el moche, mordida; cómo usted quiera llamarle, algo que existe y se práctica en este sexenio, dónde supuestamente el viejo vicio de la mordida, de la corrupción se iba acabar.
A la par de las bebidas adulteradas, de los cobros excesivos, también están las organizaciones de delincuentes que integran taxistas, meseros, sexoservidoras y encargados de los antros al menos en la capital del país, son regenteadas por la Unión Tepito, organización criminal que diversifico sus delitos del trasiego y venta de droga para obtener más ganancias ilícitas.
Organizaciones que también cuentan con la participación de elementos de Seguridad Pública y efectivos de la Policía de Investigación de la Fiscalía capitalina, quienes dan la ubicación exacta de los puntos ciegos de las cámaras de seguridad del C-5 o simplemente voltean para otro lado, cuando están cometiendo sus fechorías.
En este espacio le he dado a conocer el modo de operar de estos delincuentes, e incluso de los tipos de droga que utilizan para que sus víctimas no recuerden nada, como es el caso de la escopolamina o las gotas para los ojos mezcladas en las bebidas, un modus operandi que ya conocen las autoridades; sin embargo, hacen cómo que no saben.
Cuántas muertes más se necesitan en los bares de la ciudad de México, ya sea dentro o fuera de ellos; para que las autoridades se pongan a regularlos conforme a la Ley de Establecimientos Mercantiles, solo basta que el gobierno de la ciudad, le ponga un reglamento y asunto arreglado. Tal parece que a los gobiernos les gusta lo clandestino, lo irregular para poder seguir teniendo su llamada “caja chica”.