Rubén Cortés.
Los nuevos libros de texto representan la alienación que le insufla la Mañanera al país: sus ilustraciones traen niños pobres en aulas de madera y teja, pero aseguran que los de primer grado saben leer y escribir, y dominan la tabla periódica de Mendeleiev.
Es el México en el que el presidente dice que tendrá modelo de salud como en Dinamarca, pero no gastó 282 millones para cambiar y modernizar elevadores, y una niña seis años murió en una clínica del IMSS al quedar prensada en un elevador que no servía.
El país en que la secretaria de Educación que dejó los nuevos libros de texto, fue electa gobernadora del Edomex, aunque el Tribunal Electoral concluyó que, como alcaldesa de Texcoco, desvío para su partido el salario de los trabajadores.
Sí, con Delfina Gómez como titular de la SEP, se registró el mayor desastre de la historia de la educación en México: seis millones de niños y jóvenes quedaron fuera del sistema educativo. Y, lo peor, 1.48 millones de éstos fueron de la enseñanza prescolar.
Los votantes eligieron como gobernadora a la responsable de que perdieran el aprendizaje 25.4 millones de estudiantes de educación básica y 5.2 millones de media superior: una generación perdida y destinada a ser mano de obra barata.
Una gestión tan mala que, ahora, está en riesgo el futuro laboral y económico del país, porque la educación es la base para desarrollar capacidades y habilidades necesarias para el empleo. Pero cuatro de cada 10 estudiantes abandona la escuela.
El retroceso es de toda una generación, según mediciones de la UNICEF, que lo achaca al cierre de escuelas por la pandemia y eso comprometió el acceso a la educación de los más pobres. Pero la causa del desastre no fue la pandemia.
La causa fue que Delfina Gómez recortó 103 mil millones de pesos a programas educativos, y provocó que se perdiera el aprendizaje equivalente a dos años de escolaridad, y 628 mil niños y jóvenes dejaron de estudiar.
Ésos números se refieren a mexicanos que están, hoy, entre los seis y los 17 años de edad, y que, de acuerdo con datos del Banco Mundial, su conocimiento llegará apenas al primer año de secundaria, sin leer con fluidez ni comprende textos.
Delfina Gómez dejó en las zonas más pobres 89 mil escuelas sin drenaje, 39 mil 568 sin agua potable y 10 mil sin electricidad, según el Coneval. Además, dejó a cinco millones en escuelas con fosas sépticas y sin comunicaciones.
También desapareció los programas para niños pobres, migrantes, indígenas y analfabetas; y las escuelas de tiempo completo, donde tenían su primer alimento del día 3.6 millones de niños desprotegidos.
El símbolo de un país alienado.