Jorge Miguel Ramírez Pérez.
A pesar de que muchas personas no ven los daños a la estructura de México, sino un supuesto mejoramiento, digamos, de la pintura de encimita de una parte del sótano del edificio que simboliza el país; lo que representan los mini sueldos con fines electorales, disfrazados con el pomposo nombre de programas sociales, son lo único que se le puede abonar al régimen, como forma de manipulación a las masas que de esa forma infamante venden su voto.
Con migajas se ocultan los daños perpetrados al erario público, y la gente parece no importarle la dirección del país, mientras reciban unas dádivas que les parecen una donación superlativa que, por cierto, suponen y mal, es del gobierno y no de los ciudadanos contribuyentes que mantienen al gobierno y a los caprichos de los gobernantes, mediante el pago rigurosos de los impuestos.
El hecho innegable, es que lo que vivimos hoy los mexicanos evidentemente; es un clima permanente de violencia imparable e impune. Esa es la realidad y por lo mismo se concluye contundentemente que no hay gobierno, nadie cumple con esa función. Punto.
Cada quien hace lo que se le antoja y las leyes son burladas cada hora, por parte de quienes juraron no solo defenderlas, sino también, se obligaron a hacerlas respetar. Ellos, los señores que cobran por hacer un trabajo que no hacen, y no quieren hacerlo. No solamente les falta capacidad, sino que insisten en la ausencia de voluntad para ejercer el gobierno.
Inventan disculpas echan culpas al pasado y a quien se atraviese, logrando escabullirse de sus responsabilidades, porque una nación de ciudadanos imaginarios, están mas interesados en los chismes memes y entretenimientos del celular, que en reflexionar breves minutos por el México que va de picada económica y moralmente.
Creen muchos mexicanos que gobernar se trata de regalar dinero, repartir dinero ajeno, porque es dinero ajeno el dinero destinado a los servicios públicos, con el único fin de mantener al presidente como un personaje popular. Así, cualquiera.
Y se olvidan que regalar no es la chamba de un presidente, es chamba de santa clós, o de personajes o instituciones filantrópicas, porque los particulares, llámense empresarios, iglesias, clubes de servicios, y todos aquéllos inclinados a la filantropía pueden ayudar al prójimo, lo cuál es loable; con ganas y sus recursos, pueden coadyuvar en tareas educativas y comunitarias también; pero lo único que no pueden hacer, porque está prohibido en el cuerpo constitucional, es poner orden y garantizar la seguridad en la población, porque ese es privilegio del estado, del gobierno. Ese es el trabajo que los burócratas no hacen, se promovieron electoralmente para ello, y mintieron, le sacaron al trabajo serio.
Es el único deber que están comprometidos los gobernantes a realizar con exclusividad. En eso deben enfocarse y tener resultados y si acaso llegan a cumplir con esa función primordial, la de garantizar seguridad, pueden buscar también ser reconocidos y alabados como buenos gobernantes, no por repartir el dinero de otros.
Pero primero, lo primero. Hay que trabajar por la paz, ya; hoy, no mañana, no cuando mañosamente se diga que eso será, el día cuando todos sean iguales, hasta en la vestimenta; como traía uniformados a los chinos, ese hediondo tirano que era Mao Tse Tung que nunca se lavó los dientes como signo de igualdad asquerosa.
Lo esencial es garantizar que los ciudadanos de bien, puedan salir a las calles, a las carreteras, andar en los espacios públicos sin temor. Eso es tener un buen gobierno, que la gente respete las normas de convivencia, porque se entiende que hay autoridad que hace valer los costos desagradables por no hacerlo. Los demás argumentos o son cobardía o son complicidad, no hay una tercera opción.
Creo sin lugar a dudas que, en estas condiciones, lo que el Frente une prioritariamente es la enorme necesidad de un gobierno eficaz, uno que detenga la destrucción de las instituciones; porque la gente sufre el derrumbe de las estructuras de gobierno y de los servicios públicos.
El Frente une, a los que se dan cuenta tardíamente y a los que lo vimos desde el principio, que el proyecto de gobierno actual, era: “al diablo las instituciones”. Así de sincerote; o como se dice en buen español, de cínico.
Por eso lo de las ideologías sale sobrando en términos de prioridades, incluso las ambiciones quedan en segundo plano, porque sencillamente no hay coto reservado; todo se va a competir en abierto, no hay cargos comprometidos. El compromiso es reestablecer el orden, y quitarle los privilegios al tirano del palacio Virreinal de determinar la vida entera de los mexicanos, como si fuera un dios.
El trabajo es exhaustivo porque mucha gente está entrampada, ya no piensa racionalmente. Todos creen que las cosas seguirán por el mismo rumbo de siempre, a expensas de un líder abusivo, porque según esto es “carismático”, o por medio de los acuerdos en lo oscuro. Pero no será así, y déjenme decirles porqué: una vez invitados a participar los de la ciudadanía de a pie, la dinámica va a generara horizontes insospechados que los abusivos no pueden avizorar, porque dudan de su propio crecimiento político. Pero lo verán.
Para empezar, está en juego nuevamente, en México, un proyecto horizontal, contra una imposición vertical.
La democracia es, horizontal: iguales votan por iguales. Las monarquías y las dictaduras y sus remedos, son verticales, creen que tienen un jefe sobre humano, viven en la edad de piedra porque en la edad media por lo menos había feudos. En el esquema de hoy, solo un tipo piensa por los demás, solo un tipo determina que hacer, que leer, que usar de ropa o zapatos, a quienes odiar, a quien nombrar como sucesor, a quienes nombrar como subalternos sin voz propia, obligados a repetir el discurso de odio y desunión, las irracionalidades del tirano. Esa es la diferencia.
En el Frente siempre habrá discusión, habrá diferencias, no es una unidad de autómatas o clones de un mamarracho; el Frente se integrará se quiera o no, por humanos, por gente que entiende que su destino vale más que una dádiva, más que una limosna. En eso el Frente Opositor por México, es un proyecto de dignidad.
En el Frente existe la convicción de que nuestros padres no nos heredaron este país de terror. Existe la conciencia que no podemos heredarles a nuestros hijos y nietos este desastre. Así no lo recibimos. Nunca había estado México tan a la deriva en los últimos cien años…
El Frente tiene vida propia, es un proyecto de la gente, de nadie más.
En el Frente Opositor por México, te necesitamos, tenemos mucho por construir; mientras nosotros buscamos que participes; ellos, los de la acera de enfrente insisten que tienen que radicalizar la demolición del país, mucho que destruir, checa su Plan de nación, una invitación a la regresión humana.
Piénsalo, es muy sencillo, o participas con el esquema ciudadano, o te subordinas a un sujeto insaciable, que no quiere soltar la silla presidencial.
Así de sencillo…