Por. Rubén Cortés
El IMSS le dio 31 millones de pesos al hijo de Manuel Bartlett por unos ventiladores viejos, para atender pacientes de COVID-19 en terapia intensiva. Pero no gastó 282 millones que recibió del Presupuesto de este año, para cambiar y modernizar elevadores.
Ajá: no gastó 282 millones para cambiar y modernizar elevadores. Sin embargo, una niña seis años murió en una clínica del IMSS en Playa del Carmen, Quintana Roo, al quedar prensada en un elevador que no sirve. Y la respuesta del director del IMSS es un sinsentido.
Porque Zoé Robledo dice que la ley le impide sustituir los elevadores hasta 2027. Así, a rajatabla: imposible cambiarlos o mejorarlos; no importa que sigan rotos y exista peligro potencial de que ocurra de nuevo un infortunio, como el de la clínica de Playa del Carmen.
De comprar nuevos elevadores o reparar los que están en mal estado, el IMSS prefiere dejar de gastar 282 millones de pesos que tiene justamente para eso: es de risa loca. Porque le paga 31 millones de pesos al hijo de Manuel Bartlett, por unos ventiladores viejos.
Es el mismo IMSS, sin embargo, que tiró a la basura 18 mil millones de pesos de medicinas, en 134 millones de unidades de medicamentos, que se le echaron a perder en bodega: la mayoría en vacunas contra tuberculosis, varicela y hepatitis A.
Un reportaje de Latinus encontró que, sólo en vacunas, el desastre fue criminal:
–698 mil dosis contra la tuberculosas
–63 mil dosis contra la varicela
–43 mil dosis contra la hepatitis
Lo que sucede es que ya Zoé Robledo no debería estar a cargo del IMSS, no porque sea mejor o peor funcionario, sino porque su cabeza está puesta en convertirse en gobernador de Chiapas.
Por mucho que sea el presidente el que decide quién es no candidato a gobernador, lo cierto es que el asunto lleva mucho trabajo sobre el terreno: ocupa tiempo y recursos, pues. Así que al IMSS debería ir alguien que tenga espacio para enfrentar sus retos.
Cómo está funcionando el IMSS, lo demuestra mejor Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares:
–Cayó 70 por ciento la vacunación de niños, y regresaron enfermedades ya erradicadas: apenas tres de cada 10 menores tienen esquemas completos.
–Las familias incrementaron en 40 por ciento los gastos en salud.
–Los mexicanos con carencia en el acceso a los servicios de salud pasaron de 20.1 millones a 35.7 millones.
–No existe el flujo necesario de aspirinas, omeprazol, insulina, atorvastatina, amoxicilina, diclofenaco y ciprofloxacina.
–La salud pública consumía antes de este gobierno mil 600 millones de unidades de medicamentos; con este gobierno consume mil 200 millones: o sea, hay desabasto.
Y se caen lo elevadores.