Francisco Garfias.
La oposición en México se prepara para dar la gran batalla contra la autocracia que se instaló en Palacio Nacional desde el 1º de diciembre del 2018, bajo bandera de la 4ª Transformación.
Los achicados partidos tradicionales hicieron a un lado sus diferencias ideológicas para formar el Frente Amplio por México, junto con organizaciones de la sociedad civil. Se unieron para alcanzar un objetivo principal: sacar a Morena de Palacio Nacional.
Para lograr la ambiciosa meta pusieron en marcha un novedoso método de elección del candidato presidencial, que combina encuestas con elecciones abiertas.
Nunca antes los partidos habían compartido el privilegio de decidir a su abanderado en las presidenciales con organizaciones de la sociedad civil. El Comité Organizador de la Elección interna está formado por siete ciudadanos –cinco son ex consejeros del IFE– y seis integrantes de los partidos.
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El registro de aspirantes se abrió el pasado lunes. Hasta ayer se habían inscrito Santiago Creel, Xóchitl Gálvez, Jorge Luis Preciado, Gabriel Quadri, Enrique de la Madrid, Silvano Aureoles y Beatriz Paredes.
Francisco Javier García Cabeza de Vaca lo hará mañana, mientras que Ildefonso Guajardo nos dijo que será el último en registrarse.
Hay también cuatro aspirantes de la sociedad civil: Sergio Iván Torres, policía; Ricardo Urbano, consultor, Víctor Hugo Gutiérrez, maestro, e Israel Rivas, activista de la causa de los niños con cáncer.
Trece en total.
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El último registro, la tarde de ayer, fue el de Beatriz Paredes. La senadora acudió a la Torre Azul de Reforma, donde sesiona el Comité Organizador, apoyada en lo que llamó su “bastón de mando”. Llegó acompañada, entre otros, por su representante, Mauricio López, y su gran amigo, Heriberto Galindo.
Estructurada, inteligente, la aspirante del PRI aseguró, en el breve mensaje que siguió a la entrega de documentos, que no tiene “cola que le pisen.”
Dijo también que hoy vivimos un “parteaguas” que definirá si el horizonte de México será el de la evolución democrática o el de la regresión autoritaria.
En clara referencia al presidente López Obrador agregó: “lo más fácil en México es incitar la violencia y al odio…lo verdaderamente difícil es tener la grandeza para encontrar los puntos que nos unen”.
Terminado el registro, la senadora del PRI hizo declaraciones a la prensa. Allí le preguntamos:
¿El fenómeno Xóchitl la desanima o la anima?
“Me encanta que Xóchitl se vista como yo. Le estamos dando una gran promoción a la vestimenta que surge de las mujeres artesanas. Me encanta que tenga orígenes indígenas como yo. No tiene porqué desanimarme. Son biografías distintas. Yo tengo mayor experiencia.
“Me gustaba mucho como candidata en la Ciudad de México. Ella tomó una decisión. Me sorprendió. Pero este es un proceso que apenas empieza.
–¿Usted puede rebasar a Xóchitl? Aguijoneó una reportera.
–Perdón, perdón. Yo voy arriba en las encuestas. Ella lo reconoció en un programa con Joaquín López Dóriga. Yo no tengo que rebasar a nadie-, respondió.
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Les quedé a deber ayer la segunda parte de una entrevista con Francisco Labastida Ochoa, ex candidato presidencial del PRI, sobre las renuncias de senadores y la situación su partido.
Comenzó por explicar que el PRI no tiene ideología. Adoptó la del presidente en turno cuando encabezó el gobierno.
Cómo ejemplo expuso los casos de Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña, de un lado; Lázaro Cárdenas y José López Portillo, del otro. Llegaron a la presidencia de la República postulados por el PRI, a pesar de que pensaban muy diferente.
Explicó: “los estatutos dejan de funcionar en el momento que adoptan la ideología del presidente. Estamos en un sistema de pérdida de posición ideológica que hemos pagado muy caro.”
Enseguida arremetió contra el actual dirigente nacional del tricolor, Alito Moreno:
“Se apoderó del partido. No hay quien dicte, de manera formal, que hacer, aunque yo tengo la convicción de que Alito está al servicio de Andrés Manuel López Obrador. ¿Porqué? Varias veces ha votado en favor de las posiciones del presidente de la República.
“No le tengo ninguna confianza. Mi impresión es que es un hombre que siempre busca como quedar bien él, como sacar provecho él. No le interesa el partido y menos el país”
Labastida, sin embargo, no está de acuerdo con la idea que el tricolor camina hacia el sepulcro con Moreno al frente:
”Es factible que la ruptura dentro del partido, no sólo por la salida de senadores sino también por la creación de grupos de corrientes de opinión provoquen, tarde o temprano, que Alito se vaya.
“Lo que él pretende es ser senador y que no lo metan a la cárcel. Ese es su objetivo, lo cual no es nada seguro, porque si no gana Morena quien sabe cual sea el sistema de justicia que se aplicará en México”, finalizó.
FIN.