Por. Rubén Cortés
Así fue su festejo del penúltimo año viviendo en un palacio: echaba espuma por la boca, hablando de un tipo al que no conocía ninguno a quienes se dirigía; mientras mandaba repartir tortas para obligarlos a que lo oyeran. Y… se iban.
La calle de la amargura, en verdad, fue el Zócalo el pasado sábado: ese día, México acababa de vivir el mes más violento del año, con dos mil 303 asesinatos, con una vuelta de tuerca en la locura de los criminales: empezaron a usar coches bomba.
Y, los miles que asistieron, fue por la torta y para que les sigan dando alguna de las becas del gobierno, que no son pocas, eh: en casi todas las familias llega alguna, aunque sea de dos mil pesos por tener hijos sin esposo, planes a futuro, participar en mítines…
Pero casi ninguno tiene seguridad social, aunque escuchaban del presidente que, ahora sí, en el último año de su gobierno, les cumplirá la promesa de que los servicios médicos sean gratuitos y cada uno tenga un médico especialista a su disposición.
Sin embargo, la cantidad de mexicanos sin seguridad social pasó del 15 por ciento que no la tenía con Peña Nieto, al 28 por ciento que no la tiene con el actual presidente; mientras el gasto de las familias en medicinas aumentó 40 por ciento en este gobierno.
Y la corrupción es hoy, peor que nunca antes en México, pues el presidente que hizo una fiesta masiva con tortas, para festejar su quinto año en el poder, sigue sin combatir, prevenir y castigar la corrupción, con lo cual incumple su gran promesa de campaña.
El Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC), elaborado por Americas Society/Council of the Americas y Control Risks, coloca a México en el 12 lugar en el ranking regional, más corrupto que Guatemala, Bolivia y Venezuela.
Las adjudicaciones directas de contratos, por parte del gobierno a empresarios privados, es una de las prácticas que más se prestan a la corrupción, y el actual gobierno otorga, por el dedo del presidente, ocho de cada 10 contratos.
Es decir, el presidente ha incumplido con creces las tres promesas que juró que cumpliría al día siguiente de asumir la presidencia hace cinco años: violencia cero en el país, salud gratuita para todos y nada de corrupción.
Por eso dedicó el festejo del sábado, a hablarle a quienes su gente le llevó al Zócalo con tortas, de un tipo del que jamás han visto una fotografía: para ellos, un tal Claudio X que es quien realmente controla el país, en lugar del presidente: eso dijo el presidente.
Claudio X controla los medios, la Corte…
¿Y entonces él, qué hace?
Repartir tortas.