Por. Patricia Betaza
Las mujeres tenemos desventajas frente a los hombres en cuanto al uso del tiempo. ¿En qué se traduce esa disparidad y cuáles podrían ser sus consecuencias?
La más reciente Encuesta Nacional del Uso del Tiempo del INEGI revela que las mujeres pasan más tiempo en actividades domésticas que los hombres, pero sin recibir remuneración económica.
Además de su propio trabajo, las mujeres dedicaron, en promedio, 30.8 horas semanales a las labores domésticas, mientras que los hombres, 11.6.
En los más de 30 millones de hogares familiares, la población de 12 años y más dedicó, en promedio, 8.1 horas semanales a la convivencia familiar y social.
Otras investigaciones revelan que el estrés o el llamado burnout laboral afecta al 32 por ciento de las mujeres. Demasiada sobrecarga laboral y poco tiempo para la vida familiar y ni decir de la personal.
Dos de cada diez mujeres consideran constantemente renunciar a sus trabajos ante el alto costo que representa para su salud física y mental.
¿Qué se puede hacer en estos casos? Por lo pronto visibilizar el problema.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recomienda impulsar la salud, el bienestar personal y social, para contribuir con la igualdad y avanzar hacia la equidad de género.
Y por cierto, el INEGI prepara por primera vez otra encuesta nacional para saber cómo y quiénes realizan los trabajos de cuidados.
¿Es posible romper algún día en México con la triple jornada, laboral, doméstica y de cuidados? ¿Se puede hablar de avances en la igual de género cuando en el día a día la vida de las mujeres se parte en tres?
