Raúl Flores Martínez.
La falta de políticas públicas del gobierno de Miguel Ángel Navarro Quintero contra las adicciones en la ciudad y comunidades indígenas de Nayarit, generó un aumento en el consumo de drogas sintéticas en menores de edad.
De acuerdo con la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), las drogas sintéticas, como el cristal, ha desplazado a la marihuana, como un estupefaciente de primer contacto por el fácil acceso que se tiene para conseguirla en la entidad.
A decir de Rodolfo Moreno Ramírez, Director General del Instituto Marakame, dependiente del Gobierno de Nayarit, el consumo de los estupefacientes en menores de edad, ya no perdona el extracto social, mucho menos la edad.
No es un secreto que la pandemia de Covid 19, fue un parteaguas en el aumento en el consumo de las drogas y el alcohol (como droga legal), principalmente en algunas comunidades de la entidad, debido a que ya no se enfocan en un grupo etario o un perfil de trabajadores del campo.
Al igual que en Nayarit, todos saben que el gobierno del estado, se olvidó nuevamente de las comunidades de Coras, Huicholes, Tepehuanos, Mexicaneros y mestizos que habitan la zona montañosa de la Sierra Madre Occidental.
En estas zona montañosa, el consumo de cristal, se está dando, incluso dentro del albergue que se encuentra en su comunidad Paso de Álika del municipio del Nayar, donde el consumo del alcohol y los estupefacientes, se ha vuelto un caso grave.
Es necesario que el gobierno del estado, envié brigadas con médicos para que se atienda el creciente impacto del consumo de estupefacientes y alcohol que aclaró que es la droga más mortífera y pese a ello se encuentra totalmente normalizada entre la sociedad.
Las sustancias psicoestimulantes, se han comenzado a utilizar incluso desde los 8 años; es decir, se han detectado en diversas comunidades indígenas, menores de edad que ya son adictos al cristal, lo que deriva en la descomposición familiar, pobreza, deserción escolar y violaciones en niñas de 12 a 14 años, un problema que tampoco ha sido atendido por la administración de Miguel Ángel Navarro Quintero, quién ya se olvidó de las comunidades indígenas.