Raúl Flores Martínez.
Y vaya qué el muerto revivió en Palacio Nacional, un muerto que quizá estaba de parranda y lo único que hacía era hacer crecer la estrategia de la especulación que vaya que, en este país, nos llevamos el primer lugar.
Casualmente después de que la bancada de Morena en la Cámara de Diputado, aprobaron diversas reformas por la madrugada, entre ellas la desaparición del INSABI, aparece el ausente que sí sufrió un desmayo.
Ahora con la aparición y sobre todo con sus palabras a través de un video de 18 minutos, donde detalló que tuvo un “desmayo transitorio”, y que, aunque el titular de la Defensa autorizó que lo trasladaron a un hospital, él “charoleó” e impuso su rango de comandante supremo y pidió que lo atendieran ahí.
“Les dije él es el general secretario, pero yo soy el Comandante Supremo y no me van a llevar a ningún lado, en este sillón me van a atender”, pidió el presidente, quien recibió la atención médica en ese mismo despacho.
Para eso se tuvo que mover todo un equipo especializado de médicos militares, médicos que cualquier ciudadano, no puede tener acceso en toda su vida. De esa manera es como se las gasta el señor Presidente, que digamos, es bueno que está bien y no cómo se especulaba hasta en derrame cerebral.
Lo qué no se vale, es que se tenga una estrategia ruin de dejar que crezca la especulación, como un distractor para que sus lamebotas hicieran de la suya en la Cámara de Diputados, una estrategia donde todos sus subordinados contribuyen a decir cosas distintas a la vez.
Ahora con qué cara el secretario de Gobernación, Adán Augusto y el vocero Jesús Ramírez, reconocerán su error ante el periódico Diario de Yucatán, quién publicó que el Presidente, si había tenido un desmayo. Cómo es una costumbre, estos cuatreros de la Cuarta Transformación, nunca reconocerán y mucho menos ofrecerán una disculpa pública, así como lo denostaron de forma pública.
Y apareció el muerto, quizá estaba de parranda o simplemente es parte de la estrategia para dejar enfriar, la solicitud del gobierno de Estados Unidos que exigen la detención de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, alías el “Chapo”, para dejar enfriar la bravuconería de cantina que siempre tiene a flor de piel.
Ya apareció el Presidente, después de algunos días de silencio, no se le desea la muerte y es bueno que se recupere; sin embargo, lo que no es bueno, es la ausencia de información que lo único que genera es caos, especulación y sacan a relucir lo negro de las redes sociales.