Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Una pésima interpretación de la democracia, pone al borde del caos a una nación como México porque lejos de representar una vida colectiva equilibrada, manifiesta una concentración de poder perniciosa que, en un momento de crisis, trastoca impunemente la libertad de información esencial para conocer y actuar en consonancia ante eventos que requieren de la conciencia y aprobación ciudadana.
Y me refiero concretamente al manejo inconsistente de la salud presidencial, que ha dejado más dudas que claridades en un tema de importancia cívica que no debe ser manipulado.
El asunto publicado de un decaimiento público de Amlo, como reiteradamente lo ha demostrado El Diario de Yucatán, acreditado medio que no de ahora, sino de tiempo atrás, se ha caracterizado por difundir verdades; es un tema que ha sido manoseado por la camarilla del poder del Palacio virreinal, causando un daño en la opinión pública para la que los cortesanos no tienen el mínimo respeto.
Ocultando y distorsionando hechos normales que les suceden a todos los seres humanos, porque nadie es inmune a padecer alguna enfermedad o a ver su vida limitada; han actuado los lisonjeros burócratas de alto rango, exagerando o engañando con fines aviesos, algo, que es un tema que les interesa a los habitantes del país, el estado físico de un presidente que aparte de concentrar constitucionalmente la bicefalidad del gobierno y el Estado mexicano, es a la vez el líder de facto de los legisladores que hacen mayoría en las dos cámaras.
Y ante la sombra de los corifeos, los ciudadanos quedan desprovistos de información fidedigna, porque valen más las consideraciones de grupo y los ocultamientos, que la transparencia que merecen los ciudadanos para enterarse con datos y no con rumores, si el timón de la nave sigue con rumbo incierto, o de plano va a la deriva en un remolino que la succiona sin detenerse en un mar de desatinos.
Y como no hay poderes que expresen un punto de vista, no digamos independiente, sino indagatorio para calmar el alud de especulaciones, crecen las conjeturas ante los vacíos institucionales. Se niega y nadie reclama el derecho a ser informados.
Porque no ha habido pronunciamientos de los supuestos opositores, que exijan la verdad, ¿que tal si hay un padecimiento agravado o si es una estratagema para causar simpatías en declive?
Tal vez, todo se trate de una broma de mal gusto para burlarse por enésima ocasión, con una caja china para distraer el mal sabor de boca de un discurso pendenciero en Veracruz, donde poco faltó para el enigmático personaje que concentra el poder mexicano, una desbocada declaración de guerra del resto del mundo contra la potencia vecina.
Y por eso señalo que es una pésima interpretación votar al estilo de carro completo, es decir, en toda la boleta, todos los cargos para el mismo grupo o partido, porque cuando sobreviene una crisis o se quiere razonar distinto de la pandilla de poder, sencillamente se vuelve hasta patriótico negar la verdad del asunto que sea, y se puede considerar conspirativa la opción de buscar la realidad y no las fantasías en los asuntos públicos.
No le deseamos mal a nadie, ni tampoco creemos que el ser humano sea de acero inoxidable. No somos infantiles; sencillamente queremos y tenemos derecho a saber en que condiciones físicas están los que acaparan el poder en su persona, porque cualquier consecuencia o desajuste en sus circunstancias de sanidad, pueden generar un vacío que en un momento dado, puede impulsar a cualquiera que se aproveche de los mecanismos imprescindibles para el ejercicio del poder, y que malamente están depositados en una sola persona, que es la que habla, gesticula, maldice, reta y ordena, sin que ninguna institución o persona se interponga en su veredicto.
Por eso es pésimo que un sujeto se crea el dueño de la verdad, y que secuestre mediante sus estados de ánimo o de salud, por encima de mas de un centenar de millones de ciudadanos, que quedan en total indefensión, la voluntad de todos ellos al garete.
Porque mi estimado lector, como se sabe, hoy, fueron citados a la Ciudad de México, todos los gobernadores, se supone del partido del gobierno; así como también se dice, fueron convocados los miembros del gabinete.
La aplanadora en pleno, sin agenda pública, en el tono de la secreta. Bien a bien no se sabe a qué, se dice que son órdenes, del titular de Gobernación, no se conoce con qué facultades y no se sabe más.
Horas de incertidumbre simplemente es lo que merece un voto popular que al carecer de diferenciación no se le tiene respeto.
