¡CDMX paraíso del sicariato!

Raúl Flores Martínez.

No es un secreto que el crimen organizado tiene décadas en la ciudad de México, células delictivas que van y vienen en las alcaldías Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Iztapalapa, Álvaro Obregón, Coyoacán, entre otras, esas células que lo mismo vender o rentar armas de fuego para los robos o ejecuciones.

La Información Filtrada del área de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, señala que, en la capital del país, se han logrado ubicar diversas células de jóvenes que lo mismo se dedican a vender droga que hacer “trabajos” de ejecución de personas por cantidades que van de los 10 a 12 mil pesos por asesinato.

Este pago se podría comparar con el que perciben diariamente algunos elementos de Seguridad Pública o de la Policía Bancaria Industrial, con una pequeña diferencia, los sicarios reciben una prima “extra” por cada homicidio exitoso que tengan.

La historia del sicariato en la ciudad de México, ya tiene su historia que data desde el 2002 con la ejecución del director ejecutivo de operaciones mixtas de la Policía Preventiva del DF, Guillermo Robles Liceaga, y Martín Guerrero Rojas, escolta del comandante, quienes murieron luego de que fueron agredidos a balazos y el coche en el que viajaban se impactó contra la barda de una casa.

En el incidente también resultaron lesionados los policías Jorge Luis Romano y José Manuel Romero, quienes viajaban en la parte trasera del Malibú color café, con placas 888-KPJ, y al igual que los occisos, iban sin uniforme.

Otro caso que deja ver lo que en ocasiones se niega, es el atentado en febrero de 2008 contra el director de la Policía Sectorial con indicativo “Pegaso”, Julio César Sánchez Amaya, quién coordinaba en aquel entonces toda la vigilancia en el Distrito Federal. Tenía a su cargo la coordinación de los siete jefes regionales y más de 70 directores sectoriales y de las Unidades de Protección Ciudadana.

Recientemente, está el atentado contra el compañero periodista Ciro Gómez Leyva en diciembre del 2022, donde recibieron un pago de 400 mil pesos, quizá la cifra se vea estratosférica; sin embargo, si se divide en partes iguales, cada uno obtendría alrededor de 36 mil pesos.

No olvidemos las dos ejecuciones de la semana pasada en las Tortas Gigantes de la Sur 12 en la colonia agrícola Oriental y en el Starbucks de Plaza Carso, dos homicidios con decenas de testigos, donde las autoridades no pudieron evitar estas muertes.

Aquí están las muestras de que el crimen organizado, ya alcanzó una de las supuestamente ciudades más resguardadas del país, una ciudad con más cámaras de videovigilancia, más elementos de la policía, aun así, los sicarios pasean como si nada en sus calles y ejecutan bajo pedido a sus víctimas.

Esta es la violencia de la que no habla la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, una violencia que muchas se esconde para no provocar miedo o simplemente para no afectar la imagen de una de las aspirantes a la Presidencia del País. Lo cierto, es que la ciudad de México, se convirtió en un paraíso para el sicariato que es enviado incluso a otros estados del país, algo que no se dice, que se guarda en silencio para demostrar que la CDMX, es segura.

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