Rubén Cortés.
El régimen mexicano no soportó la presión de la Casa Blanca por su tolerancia a la introducción de fentanilo a Estados Unidos, y retomó la única carta que tiene para enfrentar la crisis: ayer empezó a chantajear con una caravana migrante.
Desde su llegada al poder en 2018, el actual gobierno mexicano tiene éxito en su juego de amenazar a Estados Unidos con permitir la migración ilegal, si Estados Unidos se inmiscuye en su desmontaje de la democracia mexicana.
Pero hace un par de semanas que Estados Unidos encontró la manera de enfrentar el chantaje: la DEA aseguró que el narco lava dinero en las transferencias electrónicas, cuentas de negocio legítimas y depósitos con compañías de remesas.
Y la Casa Blanca informó que, desde México, entra fácil, y a pasto, el fentanilo que mata a 100 mil estadounidenses al año. Lo demostró con grabaciones secretas, recompensas millonarias y traiciones familiares al cártel de Los Chapitos.
Lo informaron, juntos en el mismo evento, la directora de la DEA, jefes del FBI, autoridades migratorias y el fiscal general. Tienen órdenes de arresto, acuerdos de culpabilidad, negociaciones de delaciones y reducciones de sentencias. Una bomba.
Casi enseguida, el presidente mexicano fue a dar directamente al hospital, pero antes tuvo tiempo para gritar de manera febril, en un acto público, que “no aceptamos ninguna intervención de Estados Unidos para enfrentar al narco, no queremos su ayuda”.
Y, ya con el presidente convaleciente, en medio de un hermetismo castrista-estalinista sobre su estado de salud, su gobierno anunció paso libre hacia la frontera norte a una caravana de tres mil 500 migrantes ilegales. “Tienen las puertas abiertas”, dice el anuncio.
El juego de vencidas entró ya en la etapa de ver cuál se rinde antes: si el mexicano, ante las presiones por su presenta tolerancia al lavado de dinero y la introducción de drogas; o el estadounidense al miedo a una crisis por ser inundado por migrantes ilegales.
¿Cuál es el arsenal de cada quien para el enfrentamiento que viene?
–México está metido en el proceso electoral de Estados Unidos. Al permitir la migración ilegal que va a Estados Unidos, obliga a Biden a demostrar si fue sincero su discurso de campaña en favor de la migración, que le ayudó a ganarle a Trump.
–Estados Unidos puede investigar a Financiera Bienestar y congelar sus cuentas, por sospecha de manejar dinero de procedencia ilícita, a través de depósitos bancarios legales con compañías de remesas.
Y la ofensiva judicial contra Los Chapitos, como parte de una red de asesinatos, torturas y crimen trasnacional que da la vuelta al mundo, con base en México, puede hundir a la política mexicana.
A toda la política mexicana.