Raúl Flores Martínez.
Es un hecho que la Secretaría de la Defensa Nacional y su titular, el General Luis Cresencio Sandoval González, están bajo el ojo del huracán en estos días con acusaciones que los dejan mal parados por diferentes ángulos.
Primero los documentos del Pentágono de Estados Unidos que, filtrados a medios de comunicación de aquella nación, dónde señalan la pelea que se tiene entre los mandos de las Fuerzas Armadas, algo que era un secreto a voces desde hace más de un año.
Esto se debe a las tareas de importancia que les dan día con día a la Sedena, dejando a un lado a la Armada de México, qué en diversas ocasiones ha puesto el ejemplo de pulcritud y perfeccionismo en sus operativos para detener delincuentes considerados de alto impacto.
Aquellos que conocemos las entrañas de las dos instituciones castrenses, sabemos que siempre había una disputa entre los integrantes de Sedena con los de Marina, una disputa en buena lid; sin embargo, en esta administración Federal, las cosas cambiaron un poco.
Todo girando en torno al poder que le ha dado el Presidente López Obrador a toda la estructura del Ejército Mexicano, un poder que aún no sabemos, si lo merece o no, un poder de los cuales, se gozan de algunos privilegios.
Recientemente en un reportaje del periodista Ignacio Rodríguez Reyna para Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en alianza con Fábrica de Periodismo, se dio a conocer que el General Luis Cresencio Sandoval González, viaja en jets, se hospeda en exclusivos hoteles, asiste a partidos profesionales de básquet y béisbol; además de hacer paseos y cenas en Nueva York, Moscú o Florencia, claro con las debidas compras de marcas en Denver o Milán”, incluída la consuegra del General.
Dentro de los gastos que se generan en los viajes del General Luis Cresensio, se contempla la de 10 militares que atiende sus necesidades personales, la de su esposa, su hija, su hijo, su nuera, su nieta, su consuegra, la hija de su secretario particular y dos amigas de su esposa que forman parte del voluntariado del ejército.
De acuerdo con los documentos que exhibieron los hacker de Guacamaya Leaks, el General y mandamás del Ejército Mexicano, visitó con su familia y acompañantes el Central Park, el Rockefeller Center, se trasladaron a Little Island y, finalmente, fueron de compras al Woodbury Common Premium Outlets, todo con cargo al erario público, con cargo a los impuestos que pagamos todos los mexicanos.
Por décadas el Ejército Mexicano tenía una imagen casi, casi impecable de buena voluntad, de estrictos en sus filas y de combate a la corrupción; sin embargo, con este nuevo capítulo, ni el gobierno de Estados Unidos, ni los mexicanos volverán a creer en la buena voluntad del Ejército y sus mandos.
Lastima por aquellos militares que se la rifan diariamente en las calles y comunidades del país, en esos desastres naturales donde trabajan horas continuas sin descansar apoyando a la población civil; a esos militares, no les toca ni un porcentaje de lo que se gasta el General Luis Cresencio Sandoval González, su familia y acompañantes cada vez que salen a pasear.