Alejandro Rodríguez Cortés*.
Al terminar la última sesión del Consejo General del Instituto Nacional Electoral presidida por él, Lorenzo Córdova exclamó: ¡larga vida al INE! Oportuno deseo y posible éste de cumplirse, porque se mantienen las luces de esperanza frente a las aviesas y destructivas intenciones por parte de la mal llamada Cuarta Transformación.
Es obvio que Andrés Manuel López Obrador y sus cómplices han tratado por todos los medios de minar al organismo electoral y ponerlo a merced de sus intenciones de perpetuarse en el poder ya sea en forma directa o indirecta, a pesar de haberlo obtenido legítima y democráticamente, merced justo a una institución autónoma, funcional y creíble.
El cuarto bat de la cuarta abanicó el primer strike cuando no logró modificar la Constitución; le cantaron el segundo al suspender la Corte las modificaciones a leyes electorales secundarias, y ahora se defiende bateando de foul los lanzamientos de nuevos consejeros del INE.
¿A qué me refiero? Muy sencillo: el presidente de la República quería cooptar a la autoridad comicial con consejeros afines y dóciles, y maniobró todo lo posible por que la nueva presidenta del Instituto fuera Bertha María Alcalde Luján, sospechosamente bien calificada en el proceso de selección cuando no tiene experiencia alguna en la materia. Y “bailó Bertha”, porque la señora no salió ni en rifa.
Quedó de titular del INE Guadalupe Taddei Zavala, miembro de una familia sonorense claramente vinculada con el obradorismo, pero por lo menos experta en temas electorales. Con ella, Jorge Montaño Ventura completa una dupla de nuevos cabezas del árbitro electoral probablemente sesgados, pero con otros dos asientos que serán ocupados por personas bien calificadas y presuntamente imparciales: Rita Bell López Vences y Arturo Castillo Loza.
Este 2-2 no es malo, tomando en cuenta también que los cuatro insaculados se encontrarán en la “herradura de la democracia” de Periférico y Tlalpan, con otros 7 consejeros que ya mostraron estar dispuestos a defender la autonomía constitucional del INE.
Tendremos entonces a partir de este lunes un nuevo Consejo que promete. Los retos inmediatos son enormes y van desde las 2 elecciones estatales de este año, hasta los comicios federales de 2024, convertidos ya en la única
obsesión de López Obrador: evitar que a los pésimos resultados de su gobierno fallido se sume una derrota electoral que lo mande completa y literalmente a su rancho de Palenque.
Por lo pronto, el tabasqueño se mantiene en la caja de bateo con cuenta llena. Esperemos que caiga el tercer strike y el out con la declaración de inconstitucionalidad de su bodrio reformista y con un INE renovado que cumpla, una vez más en su corta vida, con la responsabilidad histórica que le dimos los mexicanos, incluido por cierto quien tanto desprecia al árbitro que le levantó la mano cuando le tocó ganar.
En el montículo de pitcheo están el Poder Judicial y la propia democracia, que traen fuerte y bien afinado el brazo. El bateador se observa ya minado de sus facultades y va perdiendo el juego a pesar de presumir el apoyo incondicional de buena parte de las gradas ¡Venga el ponche!
Y sí, ¡larga vida al INE!
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz
Esta columna tomará un descanso por Semana Santa y volverá a publicarse en 15 días.