Carlos J. Pérez García.
Vamos llegando al período en el que será posible derivar saldos precisos del experimento de la “Cuarta transformación”, con el cual un líder social y sus amigos pretendían hacer su propia historia patria.
Ahora que faltan acaso 17 meses para que termine el período constitucional de esta presidencia, y quedan sólo 13 meses antes de la elección del nuevo mandatario, se ve ya todo más claro y resulta muy difícil que puedan cambiar las cosas.
Primero, me quiero referir a una frase que encontré en las redes y con la que coincido plenamente: “El presidente desdeña la democracia y a quienes se ubican en el centro político, ya que él se disfraza de izquierdista cuando en realidad es un conservador extremo”. Tras su controvertido gobierno (glorificado con mentiras) y algunas de sus declaraciones, se comprueba que pertenece al denominado falso socialismo latinoamericano. Esto deja ver un retroceso al pasado.
De hecho, oigan, se cumple aquí con claridad aquello de que “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”, pues una y otra vez simula ser honesto y progresista al agredir a quienes tacha de ‘corruptos’ y ‘conservadores’, quizá para que no pensemos que él lo es… y, en su farsa continuada, ataca hoy a los ministros de la Corte como ‘antidemocráticos’ o a políticos estadounidenses como ‘mentirosos’.
Veremos en este espacio semanal algunas áreas que son bastante representativas de lo que habrá sucedido, y que serán irrebatibles en su conjunto al no haber contrargumentos de cierta validez. Los siguientes sábados pienso ir viendo los balances o recuentos en renglones como Democracia, Corrupción, Seguridad, Economía, Salud y Educación, con pocos puntos a su favor.
En conjunto se han acumulado grandes cantidades de mentiras, simulaciones, fracasos, irresponsabilidades e insultos o ataques (estos, de su parte y de tantos adversarios que ve como enemigos). Casi todo se ha corroborado y ya no se podrá modificar.
Igual, se asocia al presidente en lo personal porque se mete a todo y no hay nadie que le contradiga en su gobierno, en el cual resalta la lealtad y el espíritu de cuerpo. De hecho, él decide y se ve a sí mismo como el Estado (L’État, c’est moi)… así asume la indivisible responsabilidad y se le podría reconocer.
El presidente nos repite que “tiene otros datos” cuando no se coincide con él, pero nunca los muestra o los prueba. Esto, dicen, lo convierte en un mentiroso… tal como se le ha visto a lo largo de muchos años: diversas elecciones, su residencia para la elección del DF en el 2000, la donación simulada de un rancho que compró, y ahora más casos.
Lo más curioso es que anuncia en vivo que se reelegirá su movimiento sin “ningún voto” en contra (su plan C ¿sin un INE que le estorbe?). Claro, puede retractarse o alegar que era una broma.
Y lo peor para él viene a ser que nuestro poderoso vecino sí tiene otros datos muy diferentes a los de sus conferencias, y los podrá mostrar o confirmar cuando le convenga. Esto no le da un mejor futuro a la 4T que se inventó con hábiles mañas (hay que admitirlo), pero ni siquiera se detectaría bien en casi ninguna área.
En fin, todo ello lo voy a dejar a la consideración de ustedes, amables lectores y lectoras. Espero que será de utilidad para no equivocarnos tanto, más aún a la hora de votar.
Mientras tanto, el deterioro avanza a pasos agigantados… y se dificulta estar al tanto de tal cantidad de problemas: ya no digamos, comentarlos. Un nuevo escándalo (o una tragedia) distrae de los casos anteriores, pero tristemente todos van afectando al país.
Lo de Ciudad Juárez, eso sí, confirma con fuerza sus grandes broncas ya a nivel personal. La negligencia e irresponsabilidad se vuelven en su contra, pues la incongruencia y el autoengaño lo rebasan y le podrían salir muy caros, así se haga el tonto o la víctima. Él, fíjense, mantiene sus obsesiones y artimañas.
Lamentables, pues, las consecuencias de tanta degradación e insensibilidad (aunque ayer viernes, días después, trató de aparentar empatía).
@cpgarcieral