Francisco Garfias.
Andaba bravo ayer el presidente. En la mañanera repartió candela a diestra y siniestra. Calificó al reinstalado Secretario Ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo, de “Porfirito”, en alusión al dictador que gobernó México durante 33 años.
Lo irritó el amparo provisional que los magistrados del Noveno Tribunal Colegiado le otorgaron a Jacobo para que regrese al cargo por tiempo indefinido.
“Cómo no lo van a amparar, si los jueces, magistrados, ministros del Poder Judicial forman parte del mismo bloque conservador, con honrosas excepciones”, subrayó el jefe del Ejecutivo.
Edmundo Jacobo lleva 14 años como secretario ejecutivo del INE. Fue reelecto hasta el 2026.
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Tampoco le gustó la pregunta que Nayeli Roldán, del portal Animal Político, le hiciera sobre el ilegal espionaje del Ejército a civiles. La reportera se le salió del guion y eso no se tolera en las mañaneras.
Es inteligencia no espionaje, respondió, en síntesis, el presidente López Obrador, al tratar de justificar la ilegal vigilancia de los militares al defensor de derechos humanos, Raymundo Ramos, para interferir una investigación sobre ejecuciones extrajudiciales.
Ya encarrerado, se le fue con todo a Animal Político; a Carmen Aristegui “hija de Junco”; y a la organización “Página 19” (Artículo 19) que, dijo, están al servicio de los grupo de intereses creados.
“No nos vamos a poder poner de acuerdo porque Animal Político recibía dinero del gobierno anterior, y se lo puedo probar, entonces, están siempre en contra de nosotros”, acusó.
Nayeli mostró temple. Acorraló al presidente en el tenso intercambio entre los dos. “¿Cuál fue el objetivo de ese espionaje a estos civiles?” insistió, documentos de la Sedena en mano.
“No sé, no sé, no sé…” respondió el presidente, visiblemente exasperado. “Sí sé perfectamente que el objetivo de Animal Político, de Página 19, y de Carmen Aristegui es estar constantemente atacándonos, desacreditándonos…”, puntualizó.
Le preguntó entonces si en su papel de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas podría hacer que el general Audomaro Martínez acudiera a la mañanera “para rendir cuentas”.
“No tiene porqué venir. No es a partir de lo que a ustedes les conviene, que son contarios a nosotros… Ustedes no van a poner la agenda… Todos los días nos atacan”, respondio el presidente.
Y dijo más: “no hay objetividad, no hay profesionalismo, es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos; entonces, ¿por qué les vamos a hacer el caldo gordo a ustedes?”
Así anda el humor del presidente.
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Por AMLO nos enteramos que el general Audomaro evitó que asesinaran a Omar García Harfuch. Días antes del atentado en las Lomas de Chapultepec, el secretario de Seguridad Pública de la CDMX fue advertido por el militar de “informes” de que estaba en peligro. “No te confíes”, le dijo a Omar.
García Harfuch andaba en un “carro normal”. Luego de la advertencia lo cambió por una camioneta con blindaje. “Eso le salvó la vida, porque vaya que le dispararon”, destacó el presidente.
En la mañanera tambien devolvió la pedrada que el congresista texano, Dan Crenshaw, le aventó en twitter: “Señor presidente: ¿A quién representa, al pueblo o a los cárteles?” Preguntó el gringo.
Respuesta de AMLO: “Qué se creen estos mequetrefes, intervencionistas, prepotentes. A México se le respeta…”
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Lo que nos faltaba. Advierte el presidente que la marcha en defensa del Ejército, convocada para este domingo en Nuevo Laredo, Tamaulipas, no tiene “propósitos sanos”.
“Que nadie se deje engañar. Eso puede estar inclusive promovido por la misma delincuencia. No vaya a ser que se reúnan, que haya violencia, para terminar culpando a las Fuerzas Armadas”, alertó.
A la marcha asistirán “ciudadanos” que se supustamente se oponen a la investigación de los elementos del Ejército involucrados en la muerte de cinco jóvenes.
¿Será que el presidente tiene elementos o información para hacer esa declaración tan grave? Es pregunta.
FIN.