Alejandro Rodríguez Cortés*.
Urgido por presumir algo de su gobierno fallido, y al mismo tiempo desviar la atención de los problemas que no ha podido resolver, el presidente Andrés Manuel López Obrador aventura que Genaro García Luna no habría sido juzgado ni declarado culpable si en 2018 el triunfo electoral hubiera sido para Ricardo Anaya o José Antonio Meade y alguno de ellos gobernara México.
La temeraria declaración mañanera no resiste ni siquiera un análisis de la embustera de los miércoles, Ana Elizabeth García Vilchis: con AMLO en el poder no fue la Fiscalía a su servicio quien llevó al ex policía foxista y calderonista al banquillo de los acusados, ni el juicio tuvo lugar en un tribunal mexicano. Vaya, ni siquiera fue aprehendido en territorio azteca ni por agentes nacionales.
Las mañas presidenciales para acomodar su narrativa y la inacabable capacidad de mentir parecen llegar a su punto estelar. El mandatario superó incluso a su propagandista estelar Epigmenio Ibarra, que culpa a García Luna hasta de la falta de agua en el norte del país. La ficción del líder y su Goebbels de pacotilla ha superado ya incluso las brillantes alucinaciones cinematográficas de Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro, cuanto más a las sátiras que sobre la utopía priísta escribió Jorge Ibargüengoitia.
Permítame darle una ayudadita y de paso ubicarlo en la realidad, señor presidente.
Sin desconocer un ápice la legitimidad de su triunfo electoral, y por lo tanto de su investidura, si ésta fuera representada por Anaya o Meade, los pobres en México serían los mismos, en el peor de los casos, y no 4 millones más. Sí, ya sé que se atravesó una pandemia, pero por cierto ninguno de sus adversarios políticos habría encumbrado al criminal Hugo López Gatell, responsable por acción y omisión de más de 3 cuartos de millón de muertos.
Incluso de haber ganado “El Bronco”, seguramente sus paisanos regiomontanos lo habrían convencido de no cerrarle la puerta a la inversión so pretexto de absurdos y añejos nacionalismos o de la necedad por decidir dónde ubicar una planta industrial multinacional, por lo que no seríamos uno de los poquísimos países que aún no recuperan el nivel que sus economías tenían antes de 2019. Es más, con cualquier otro presidente el PIB de México no hubiera sido negativo aquel año, unos meses antes de la llegada del Covid.
Con Anaya o Meade no se hubiera premiado a la abyección y a la incompetencia para poder ejercer un poder vertical y absoluto. Habría permeado la técnica, la ciencia y el pragmatismo sobre la necedad y el dogma. Leeríamos más crítica periodística que en tiempos de Don Francisco I. Madero, aunque usted diga lo contrario, y no tendríamos que soportar Moléculas, Jenaros y demás lambiscones a sueldo.
Presidente, usted podría haberlo hecho mejor de controlar sus complejos y rencores, pero lamento que no haya sido así. Si hubieran ganado Anaya o Meade tendríamos un aeropuerto de clase mundial, un sistema de salud no como el danés pero sí luchón y menos indigno que el que ha dejado miles de muertos, millones de desamparados y otros cuantos a medio atender. La democracia y los demócratas vislumbraríamos nuevos horizontes de camino no andado, en vez de cuidarnos de la regresión; se preservaría la dignidad del servicio público y del debate legislativo; se haría más política y menos propaganda; México condenaría dictadores en vez de tolerarlos y tendríamos embajador del Perú.
Para no ir más lejos: si usted hubiera perdido la última oportunidad que tuvo para ser presidente de la República, no habríamos tenido que ver y lamentar el ridículo y la vergüenza del doble plagio de Yasmín Esquivel Mossa. ¿Y sabe por qué? Porque ningún otro mandatario se habría atrevido a proponerla ni siquiera como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya no digamos impulsarla a la presidencia del máximo tribunal. Así, era innecesario exhibir a la charlatana y a su marido, contratista favorito del obradorato.
Déjeme bromear un poco y como dice usted, con todo respeto, lanzar una suposición parecida a la suya: de haber ganado cualquier otro candidato, Andrea Legarreta y Erick Rubín seguirían juntos.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista.
@AlexRdgz