Carlos J. Pérez García.
Estuve viendo trozos de videos de las conferencias presidenciales (llamémoslas así) sobre las presumibles intenciones de las marchas ciudadanas de mañana domingo 26 de febrero. Para el titular y responsable de esas mañaneras, la motivación de esas concentraciones era “defender” al acusado Genaro García Luna que finalmente fue encontrado culpable en Nueva York. De esa ocurrencia mal intencionada pasó a otra similar: la de que se manifiestan en contra de su gobierno por el “apoyo a los pobres”. Y así seguirá con la idea de desacreditar un auténtico despertar ciudadano para defender la libertad, el INE y la democracia, al descalificar como malvados “conservadores” a los participantes.
En fin, quienes resisten el pensamiento del caudillo o autócrata, son para él traidores a la patria y sus enemigos o adversarios. Estos, de su parte, lo agreden con la verdad y también con insultos. Está más claro que no hay una transformación y sí se vive una polarización que ha sido alimentada por dos regímenes viejos: un poder establecido que se parece mucho al de partido único del siglo pasado, y una oposición que igual se aferra a los usos políticos de antes sin ofrecer alternativas modernas de corte ciudadano y horizontal. Dicen que tal vez no existan otras opciones y sólo nos queda reformar lo que hay, con lo que tendríamos que esperar que un jefe supremo (el actual o quien lo sustituya) actúe conforme a lo que deseamos.
No pocos se atienen al desastroso sexenio actual. A su vez, el acosado expresidente Calderón, digamos, ha propuesto que los partidos políticos se abran a la ciudadanía y organicen elecciones primarias; hay así varias ideas de frentes amplios. Pero la oposición partidista no deja de verse débil, desorganizada y rebasada… con poco tiempo para construir algo relevante y competitivo a pesar de los pésimos precandidatos morenistas.
La prestigiada revista de centroizquierda The Atlantic explica a los estadounidenses la situación mexicana: les advierte, en el ensayo ‘El Vecino Autárquico’, que no deben voltear para otro lado ante evidentes riesgos que enfrenta la democracia en nuestro país. Prevalecen los despotismos y la corrupción e impunidad que, si bien tienen viejas raíces, se han desbordado ya, y las alertas suenan ahora mismo dentro y fuera de México.
No es cuestión de izquierda ni derecha, claro, sino más bien se trata de explotar agravios del pasado para consolidar un poder personal. Sin democracia se deslegitima a quien gane una elección y se abren aún más espacios para el crimen organizado, lo que igual afecta a los Estados Unidos.
Si vencemos los últimos obstáculos a la democracia y al liberalismo en la Suprema Corte, será posible atraer un futuro de progreso. Los demócratas mexicanos, remata el autor David Frum, sólo quieren de Estados Unidos algo de vital importancia para ellos: cierta seguridad de que no están solos.
¡A marchar este domingo!
* UNAS CITAS QUE PUEDAN interesar a quienes en la cuatroté (populismo electoral) buscan polarizar e ideologizar todo en cualquier momento, además de que a su líder le gusta citar al Papa Francisco:
– “Un aspecto fundamental para promover a los pobres está en el modo en que los vemos. No sirve una mirada ideológica que termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos o personales”.
– Y sigue el Papa: “Las ideologías terminan mal, no sirven. Las ideologías tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo. Por eso, fíjense en el siglo pasado ¿en que terminaron las ideologías? En dictadura, siempre… Piensan por el pueblo. No dejan pensar al pueblo”.
*OTRAS FRASES QUE ACREDITAN relevancia en la actualidad mexicana, brotan en las redes sociales:
– “Los subsidios no sacan a la gente de la pobreza, les mantienen en ella. Es el trabajo el que los saca”.
– “El populismo es demagogia antidemocrática que usa la necesidad de los pobres para aparentar procesos democráticos”.
@cpgarcieral