Carlos Arturo Baños Lemoine.
Hoy, en Argentina, fueron condenadas a cadena perpetua las dos feministas lesbianas que asesinaron y violaron al niño Lucio Dupuy, un pequeño de tan solo cinco años de edad. Irán a la cárcel, de por vida, la propia madre de Lucio, Magdalena Espósito Valenti, y la novia de la madre, Abigaíl Páez.
Gracias a que las acusaciones fueron demostradas fehacientemente, con pruebas duras y más allá de toda duda razonable, hoy sabemos con certeza que este par de feministas lesbianas sometieron al menor a tortura constante antes de asesinarlo el 26 de noviembre de 2021.
Ambas feministas lesbianas fueron condenadas por el delito de homicidio agravado en razón de vínculo, alevosía y ensañamiento, así como por el delito de abuso sexual con acceso carnal por vía anal ejecutado con un objeto fálico. Insistamos: se trataba de un niño de cinco años de edad, quien era hijo de una de esas asesinas.
El Caso de Lucio Dupuy ya alcanzó dimensión mundial, porque se ha vuelto emblemático: ahora ya sabemos hasta dónde puede llegar la putrefacción social e institucional imputable a la nefasta mitología feminista; porque es importante señalar que, como todos los tribunales argentinos están contaminados por la perniciosa “perspectiva de género” (feminismo encubierto, pues), sistemática e irracionalmente estos tribunales inclinan su balanza a favor de las mujeres, sobre todo si éstas se declaran “víctimas del heteropatriarcado”, esa patológica fantasmagoría inventada por el feminismo para justificar sus falacias, sus ficciones, sus falsedades y sus fantasías.
En el Caso de Lucio Dupuy, el sistema de justicia argentino, podrido por el feminismo, siempre favoreció a la mamá feminista y lesbiana, pese a las pruebas presentadas por el papá de Lucio, las cuales apuntaban a que el menor sufría maltrato por parte de la madre y de la novia de la madre. Pero nada de esto fue suficiente porque todo el sistema judicial e institucional de Argentina funciona para complacer a las feministas, más aún si éstas son lesbianas. Sólo casos extremos y dramáticos, como el de Lucio, doblegan a la mitología feminista.
Para los sistemas judiciales nacionales contaminados por la mitología feminista, el sistema mexicano incluido, todo lo que digan las mujeres “víctimas del heteropatriarcado” debe ser considerado como “verdad inmediata, absoluta e impoluta”. Ya nos sabemos el dogma ése de “¡Yo sí te creo, hermana!”, el cual debe ser aceptado incluso aunque debamos pasar por encima de la lógica y de la evidencia empírica.
Cuando salen a la luz casos muy dolorosos como el de Lucio Dupuy, créanme que me siento muy orgulloso de ser el primer y único periodista mexicano, así como el primer y único profesor mexicano, que sistemáticamente y desde hace varios lustros se ha dedicado a desnudar y a despedazar a la tan nefasta mitología feminista, advirtiéndoles a todos ustedes, mis amigos, de los grandes y graves males sociales inherentes a la misma.
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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.
