Raúl Flores Martínez.
La solicitud del Presidente Andrés Manuel López Obrador de solicitar que se den a conocer las cifras de muertes por sobredosis de algún estupefaciente, no es tan descabellada, solo que se tiene un grave problema de Derechos Humanos y de pensamientos retrógrados dentro del sector salud nacional.
El pasado 18 de julio de 2021, publique en el periódico Excélsior un reportaje el cual titule “La pandemia de las muertes por droga en 2020”, donde obtuve datos por demás importantes de los informes de la Situación de la Salud Mental y el Consumo de Sustancias Psicoactivas en México de la Comisión Nacional contra las Adicciones.
También de los estudios y estadísticas del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones del Gobierno de la Ciudad de México, Dirección General de Información en Salud y Servicio Médico Forense a través del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las adicciones, donde aumentó el consumo de algunas sustancias psicoactivas sintéticas aumentó en un 20 por ciento a nivel nacional, principalmente en el consumo de alcohol, cigarro, marihuana, y algunas drogas sintéticas, como tranquilizantes, cocaína, metanfetaminas e inhalantes en lo más alto de la pandemia.
En el caso de los Registros de la Dirección General de Información en Salud dieron a conocer que, en 2020, 33 mil 262 personas acudieron al servicio de urgencias por trastornos mentales del comportamiento; es decir, una sobredosis debido al uso de sustancias psicoactivas (droga) en todo el país.
El consumo de alcohol registró el mayor número de urgencias médicas con 18 mil 325 casos, seguido por el uso de múltiples drogas con 8 mil 428 casos y en tercer lugar el uso de cocaína con mil 486 casos.
En lo que tiene que ver con las muertes, como causa asociada el consumo de sustancias psicoactivas 2020 cerró con mil 735 personas, siendo mil 565 hombres y 170 mujeres, acumulando el mayor número de casos entre las personas de 20 a 34 años de acuerdo con la información sobre fallecimientos y consumo de sustancias del Servicio Médico Forense, a través del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las adicciones.
Esta información causó revuelo entre algunas personas adictas que reflejaron sus inquietudes a través de las descalificaciones en las redes sociales, señalando que los informes decían mentiras; incluso, los mismos funcionarios que en su momento me proporcionaron la información, temblaban por temor a que las reacciones de los usuarios de algún estupefaciente.
Lo que es cierto, es que el pueblo bueno, no está preparado para saber que hay jóvenes, adultos y niños que mueren por sobredosis de droga, no importa si fue de un infarto al corazón, al cerebro u otra enfermedad que se derive del abuso de los estupefacientes.
Aquí entran los Derechos Humanos también, quienes dirán que se viola el secrecía de los datos personales; pero lo que estos cerrados no saben, es que teniendo una base de datos en el país, se podría determinar, que efectos desencadena en el cuerpo una sobredosis; es decir, una sobredosis deriva en infarto en el corazón o cerebro, algo que hace falta saber.