Rubén Cortés.
Para quitarse el fardo de haber sido doblado por Estados Unidos, este hombre que quiere ser presidente de México, escoge a una mujer retirada y desprotegida ya de la cercanía que tuvo con el presidente. Una mujer sin mucho para defenderse.
El canciller Marcelo Ebrard acusa a la exembajadora en Washington Martha Bárcena, de haber sido quien aceptó el acuerdo con el expresidente Donald Trump para convertir a México en un tercer país seguro, a cambio de cero aranceles al acero mexicano.
Por supuesto que es mentira que haya sido Martha Bárcena quien cedió la soberanía de México en aquel momento. Sólo el jefe de Bárcena y de Ebrard pudo ser, por la autoridad que le confiere la Constitución, quien dio esa orden.
Sin embargo, si Ebrard quería culpar a una mujer tenía una candidata mejor que Martha Bárcena, que es Olga Sánchez, de quien sí existen pruebas de que avaló el acuerdo de tercer país seguro. Pero Olga Sánchez es senadora. Aún no es cartucho quemado.
Incluso, la primera doblada por Estados Unidos fue Olga Sánchez: un mes antes de asumir como secretaria de Gobernación, reveló al Washington Post que había acordado que México fuera patio trasero de para recibir deportados.
Vamos, hasta el que sería su segundo en Segob, Zoé Robledo, dijo a Reuters que a los migrantes que esperasen aquí se les ofrecerían empleos en las maquiladoras. Hasta el todavía presidente electo prometió visas de trabajo a los migrantes.
Pero de quien más pruebas existen de haberse doblado es de Ebrard. Trump lo contó en público más de una vez:
“Entra Ebrard a mi oficina y se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28 mil soldados en la frontera, gratis’. Me miró y me dijo algo como ‘¿Desplegar soldados, gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado ‘Quédate en México’”.
“Entonces él me miró y me dijo: ‘¡Señor: será un honor tener 28 mil soldados en la frontera! ¡Será un honor tener ‘Quédate en el Maldito México’! ¡Queremos tener ‘Quédate en México!’”
Y también Mike Pompeo, el exsecretario de Estado de Trump, en su nuevo libro:
“Me vale un bledo lo que digas, lo que sea que te ayude es cuestión tuya, no mía. México tiene que aceptar a todos los inmigrantes ilegales que deporte Estados Unidos, o le ponemos aranceles a sus exportaciones a Estados Unidos”.
Pompeo cuenta que la conversación fue el 15 de noviembre de 2018, en Houston, antes de la toma de posesión del actual presidente mexicano; y que la única condición de Ebrard fue que los mexicanos no se enterasen de que él había aceptado.
Exigió que el acuerdo fuera secreto.
Para culpar a otros.