Francisco Garfias.
La imagen en el presidium en el Teatro de la República de Querétaro, donde se celebró el 106 aniversario de la Constitución, ilustraba los tiempos que vivimos: los militares más cerca del presidente que los civiles que encabezan los poderes Legislativo y Judicial.
A la ministra presidenta de la SCJN, Norma Piña, y al presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, el panista Santiago Creel, los colocaron lo más lejos que pudieron del presidente. A cuatro y tres lugares respectivamente.
El morenista Alejandro Armenta, quien preside el Senado gracias a su coordinador Ricardo Monreal, quedó del otro lado, pero también lejos. Hace méritos, pero aún no redime su pecado de origen.
Flanqueaban a López Obrador el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y el gobernador panista del Estado, Mauricio Kuri.
Enseguida, a la izquierda del presidente, el titular de Sedena, Luís Crescencio Sandoval, y a la derecha el de Marina, José Rafael Ojeda.
Ya lo decía Jesús Reyes Heroles: en política la forma es fondo.
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La ceremonia sirvió a la ministra Piña para marcar distancia de AMLO. Le dijo que la autonomía “no es un privilegio de los jueces, sino el principio que garantiza una adecuada impartición de justicia.”
Pidió, además, que se califique a los jueces por sus resoluciones, no por otros criterios, como suele hacerlo AMLO en las mañaneras.
Creel aprovechó la oportunidad para pedir directamente al mandatario que frene su regresivo Plan B “para no repetir lo errores del pasado”.
Y dijo que llegó la hora de dialogar para hacer realidad las normas fundamentales y traducirlas en bienestar para el pueblo.
Oídos sordos. El presidente, como buen autócrata, no quiere ni oír hablar de la oposición. “El diálogo que ellos quieren busca prebendas, es regresar a los moches”, dijo en la mañanera.
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En el Teatro de la República se registró un simbólico gesto de la ministra Piña que irritó a un presidente acostumbrado a la genuflexión: No se levantó de su asiento cuando López Obrador entró al recinto donde se proclamó la Constitución vigente. Sí lo hizo cuando iniciaron los honores al presidente.
Eso provocó que los pájaros le tiraran a las escopetas. Jesús Ramírez, vocero del presidente, subió un tuit, foto incluida, en el que criticó el gesto de la ministra.
Ofendido por el atrevimiento, el vocero escribió: “Resulta desafortunado que no todos respetaron el protocolo de la ceremonia”.
Se le olvidó que el protocolo, el año pasado, puso al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, de Morena, al lado de AMLO y enseguida a su cuate, el entonces presidente de La Corte, Arturo Zaldívar.
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Los jueces y ministros de la Corte, a menudo materia prima de críticas y acusaciones en la mañanera, se identificaron con las palabras de Piña.
–¿Se sintió representado?—preguntamos a Luis María Aguilar, ministro de la SCJN.
-Absolutamente. La felicité y le recalqué su firme posición de independencia. Para que se lea que a los juzgadores de todos los niveles hay que respetarlos, porque son garantía para la gente, no privilegio de ellos. Excelente-, respondió.
El villano favorito de la 4T, Lorenzo Córdova, Consejero del INE, se congratuló en twitter del “gran discurso” de Norma Piña.
Dijo que la ministra resaltó la independencia judicial como principio central de la vida democrática “en los tiempos en los que hay quienes ven en la Constitución algo prescindible, en aras de sus intereses políticos”.
El senador del Grupo Plural, German Martínez, no se anduvo con miramientos. Nos dijo:
“Estoy seguro que lo jueces se sienten representados en este discurso (de Piña) y no se sentían representados, y el presidente se sentía cómodo, en el arrodillamiento de Zaldívar.”
Sobre el tuit del vocero presidencial fue mordaz: “Jesús Ramírez hubiera querido cambiarle el nombre al Teatro Juárez y ponerle Teatro López Obrador. Antes ese Teatro se llamaba Iturbide, el teatro del emperador. Pero ayer se llamó Teatro de la República…”
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Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila, niega los señalamientos de su entonces secretario de Finanzas, Héctor Javier Villarreal, en el juicio que se le sigue a Genaro García Luna en Nueva York.
Villarreal sostuvo que Moreira fue enlace para que el hoy ex Secretario de Seguridad pagara a El Universal 25 millones de pesos mensuales para que hablara bien de su desempeño.
Dijo también que en una visita al Bunker de García Luna, el policía intentó venderle a Moreira el sistema de espionaje israelí llamado Pegasus, pero que no le interesó.
El ex gobernador reviró: “Jamás existió una relación con el Sr. García Luna, ni mantuvimos conversación alguna en relación a un sistema Pegasus. Es falso que intercediera entre él y El Universal.
“La declaración está motivada con el único objeto de obtener un beneficio a la pena de 20 años de prisión que enfrenta; y una responsabilidad civil de 66 millones de pesos”.
FIN.