Por. Rubén Cortés
A una semana de haber tomado las instalaciones del Metro, la Guardia Nacional anuncia la compra de 17 mil 442 toletes de los que usa la policía militar para aporrear a los manifestantes. Y, ya había comprado 2.8 millones de granadas de gas lacrimógeno.
El hecho irrebatible es que la militarización de 200 instituciones civiles de México, ya va de la mano con una carrera armamentista del Ejército y la Guardia Nacional: son armas de uso doméstico, para usar contra la ciudadanía y no para la defensa nacional.
Porque, ahora, la Guardia Nacional compró 17 mil 442 trajes y cascos antimotines, equipados con máscara antigás, escudo y un gran tolete, todo eso a un costo de 726 millones de pesos, según la licitación LA-007000-999-E903-2022, publicada por El Universal.
Ojo: es la misma Guardia Nacional que tiene en el Metro a seis mil efectivos metiendo miedo a la gente, con aspavientos como detener los convoyes para recoger latas de Coca Cola para hacer creer que son bombas, y apresando a quien se le caiga un teléfono.
Y el mismo Ejército cuyo general secretario ordenó a los mexicanos en el Zócalo unirse al proyecto político del presidente, aunque existan diferencias de pensamiento, porque, según el militar, “hay que trabajar en un mismo objetivo”.
Ajá: el mismo general secretario que compró de 2.8 millones de granadas de gas lacrimógeno, un millón 445 mil 400 proyectiles calibre .68 y otro millón 445 mil 400 proyectiles tipo 2.5 por ciento, que se usan para dispersar manifestaciones.
Además, 70 mil proyectiles de gas calibre 40 mm, 23 mil 864 proyectiles de humo blanco, 293 mil 750 municiones de marcaje líquido amarillo y 293 mil 750 mil municiones de marcaje líquido verde, usados para manchar la ropa e identificar quienes protesten.
Y, esos militares equipados con armas para enfrentar a ciudadanos en las calles, son los mismos que el propio presidente de México advirtió que están para perseguir a sus adversarios políticos. “Este Ejército, lo he dicho en otras ocasiones, surgió para combatir a los fifís, conservadores, los adversarios”, dijo.
Es de terror, porque se puede pensar que, granadas, toletes y bombas de gas lacrimógeno, son para ser usadas contra, como dice el general secretario, quienes no trabajen por “el proyecto de nación que está en marcha”.
Una carrera armamentista que incluye gastar 3.7 millones de pesos en aparatos que derriben drones y evitar la toma de fotos aéreas al patio del Palacio del presidente, donde casi no hay señal telefónica, pero, eso sí, hay fusiles para tobar drones.
Todo, en un gobierno que vota en la OEA a favor de que Maduro use al Ejército para cerrar el Parlamento a la oposición.
De espanto.