Francisco Garfias.
No hace mucho escuché a Ricardo Monreal hacer un escalofriante vaticinio derivado de la polarización que hemos vivido en México en los últimos cuarto años: “Estamos a nada de los golpes”, consideró el senador de Morena.
No pasó mucho tiempo después de ese vaticinio para que sicarios motorizados disparan en contra de Ciro Gómez Leyva, a 200 metros de su casa, en un atentado que cimbró al país.
El respetado periodista iba en una Jeep Gran Cherokee, que desde enero del 2017 puso a su disposición el Grupo Imagen, luego que fuera amenazado por difundir una serie de reportajes sobre el Reclusorio Norte. Eso le salvó la vida.
Con este atentado regresa el espanto que produce ese incontenible abismo de violencia en el que se debate México desde hace muchos años. Los sucesivos gobiernos nada han podido hacer para contener el baño de sangre.
Van 157 homicidios de periodistas documentados desde el año 2000. De ese total, 37 han ocurrido en los tiempos de la 4T, según la organización Artículo 19.
Y ya no hablemos de los homicidios dolosos que se han cometido en los últimos cuatro años: 141 mil 550, según el reporte “La Guerra en Números”, de T-ResearchMX.
Aquí vale preguntarse: ¿Cuánto falta para tocar fondo? ¿Quién sigue?
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El de Ciro no es un caso más de las incontables agresiones que sufre diariamente la prensa en el país –una cada 14 horas, según la citada organización Artículo 19.
La relevancia del periodista; el hecho de que el atentado haya ocurrido en la Ciudad de México y, sobre todo, que sea un crítico de la 4T, ha abierto todo un abanico de especulaciones.
En charlas de café, en comentarios editoriales, en pláticas familiares, en las redes sociales no se habla de otra cosa. Se han desatado todo tipo de especulaciones.
Algunos dicen que es un aviso del crimen organizado, otros que es producto del discurso de odio que se promueve diariamente desde Palacio Nacional. Hay incluso aberrantes tendencias en twitter en las que se asegura fue un #AutoAtentado.
Por primera vez estoy de acuerdo en algo con Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX: no se pueden sacar conclusiones ni sobre el móvil, ni sobre el autor intelectual del atentado.
Pero entre más se tarden las autoridades en avanzar sobre la investigación, más espacio habrá para la especulación.
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Para finalizar hacemos una humilde sugerencia al presidente López Obrador: que ya le baje a sus ataques personales en contra de los periodistas destacados que no se le ponen de tapete todas las mañanas.
Apenas el pasado miércoles el presidente dijo en la mañanera que es dañino escuchar a Ciro Gómez Leyva porque puede provocar un tumor en el cerebro.
“Es gente muy deshonesta, hay que seguir informando, no dejarles libre el terreno, imagínense si nada más escucha uno a Ciro o a Loret de Mola o a Sarmiento”, ironizó.
¡Así no señor presidente!
Es más tranquilizante escucharlo solidarizrse con agredido periodista.
“Vamos a darle seguimiento a este asunto y lo más importante es expresar nuestra solidaridad, decirle a Ciro que no está solo, y esto lo hago por convicción”, dijo ayer en la mañanera.
Agregó: “tenemos diferencias, son notorias, de dominio público, las vamos a seguir teniendo, pero es completamente reprobable que se atente contra la vida de cualquier persona y en este caso de un periodista como Ciro Gómez Leyva”.
¡Así sí, señor presidente!
FIN.