Carlos J. Pérez García.
Lo de la mala fama venía de tiempo atrás. El gran sapo, oigan ustedes, había sido visto como “un peligro para la comarca”, pero su labia y sus mentiras cautivaron a muchos animales más primitivos, lo cual afectó a todos los seres vivientes.
A su vez, las zarigüeyas o tlacuaches eran considerados como ratas gigantes (corruptos) por el gran sapo iluminado, pero en realidad son mamíferos marsupiales que representan la primera línea de defensa en contra de plagas e insectos rastreros. Para algunos, fíjense, resultan encantadores con sus ojos de oso panda (además, razonan y crean empleos) y para otros son monstruos abominables (que sólo explotan a los pobres).
Sin un liderazgo fuerte y visible, los tlacuaches empezaron a resistir los caprichos destructivos del sapo mayor y sus fieles. Éstos reaccionaron en forma agresiva pues llegó a gustarles el poder que les dispensaba el batracio y, claro, querían retenerlo. Fue entonces que los otros animalitos se decidieron a luchar o votar para neutralizar ese daño a charcos y parajes.
El amado líder trató de cambiar a su favor las reglas de la evolución y la naturaleza, pero las mayorías más juiciosas se lo impidieron hasta con marchas a lo largo del principal sendero. Y como ya se veía bastante madreado, intentó dejar a alguno de sus hermanos, si bien la rana escuálida y los otros resultaron muy deficientes.
La cobardía enojaba también a las ranitas, que sucumbían en grandes cantidades y protestaban contra los feminicidios. En todo, la mentira era cada vez más mentira… y menos una opción. De otras comarcas vinieron apoyos, más aún de los poderosos Territorios Unidos del Norte y de las comunidades regionales o globales.
Según el sapo es la pedrada, suelen decir los humanos y los inhumanos. Pero este anfibio resultó muy resistente a los impactos… sólo decía “no me pegaron” o “no me duele”, y no pocos le creían. Se desesperó y siguió con sus trampas y sus narrativas o discursos, a partir de su perversa habilidad aunque cada día con menos eficacia pues no quería entender muchas cosas. Algunos males parecen eternos, pero todos los seres nacen, viven, se reproducen y mueren.
Miren, como enseñanzas, las fábulas deben tener algo de fabulosas. Prevaleció, en los hechos, este Reino Animal, y (casi) todos fueron felices. La idea sería ahora no volver a tropezar con las mismas piedras y reconstruir las madrigueras con respeto al hábitat. Nada fácil, pero tampoco imposible.
Eso sí, para que el pueblo sea “sabio” se requiere educación e información, concluyeron en su asamblea las zarigüeyas. ¿Cómo lo ven ustedes?
* DEL MUNDIAL DE FUTBOL resalto yo la mejoría de este popular deporte en Japón, Corea del Sur y Australia, lo que contrasta con el caso de México que se ha estancado en Concacaf y por los intereses de la FMF, Televisa, TV Azteca y la publicidad. Hay enseñanzas en todo ello, pues la pasión (comercial) ha dañado la calidad (más racional).
El favorito técnico sigue siendo Francia, y han quedado fuera mis favoritos sentimentales (México, España, Brasil…). Hoy juega Inglaterra contra Francia.
* AQUÍ SÓLO UN PAR de citas que vienen al caso para el México actual:
- 1. La necesidad de tener siempre la razón es signo de una mente vulgar. * A. Camus (Argelia 1913-1960 Francia), ganador del Nobel de Literatura 1957.
- 2. Destruir cualquier nación no requiere el uso de bombas atómicas o misiles de largo alcance, sólo se necesita un bajo nivel educativo, ignorancia de su historia y que sus estudiantes hagan trampas en los exámenes o ante cualquier barrera que en la vida: – Los pacientes mueren a manos de esos médicos; – Los edificios se derrumban a cargo de esos ingenieros; – El dinero se pierde a manos de esos economistas y contadores; – La humanidad muere a cargo de esos eruditos religiosos; – La justicia se pierde a manos de esos jueces… El colapso de la educación es el colapso de la nación.
* (Mensaje fijado en la puerta de entrada de una universidad en Sudáfrica).
@cpgarcieral