Raúl Flores Martínez.
Ya es un hecho que la Ley Vicaria por la que se esforzaron muchas madres de familia en la ciudad de México, ya es una realidad, esa realidad que comenzará a castigar a los padres que sin sentimientos y con la protección de la impunidad se llevaban a los hijos, como si fueran objetos.
En esta aprobación que debe celebrarse hay algo que en lo personal nunca me gustó, la intromisión de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum que todos sabemos, no comulga con las colectivas feministas, sin importar cual sea la lucha.
Esta intromisión fue únicamente para congraciarse con la finalidad de obtener votos para una candidatura Presidencial que cada día que pasa, será más reñida por los diversos candidatos que pueden generarse en las próximas semanas, candidatos que la pueden borrar del mapa.
Ahora entrando en materia de la Ley Vicaría, se debe destacar que esta propuesta de diversos colectivos de madres que defienden a sus hijos, también se retomaron las observaciones de instancias como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Secretaría de las Mujeres, del Centro de Estudios Legislativos para la Igualdad de Género del Congreso de la Ciudad de México y de la Fiscalía General de Justicia capitalina.
De esta forma la Ciudad de México se suma a la lista de entidades que reconocen la violencia vicaria en sus leyes: Zacatecas, Estado de México, Hidalgo, Yucatán, Baja California Sur y Puebla.
Con estos cambios se busca atender las demandas de la población y colectivos que, por muchos años, han luchado por los derechos de las mujeres a quienes les han arrebatado a sus hijos de distintas formas, bajo el auspicio de la impunidad.
La violencia vicaria como una acción u omisión cometida por quien tenga o haya tenido una relación de matrimonio, concubinato o, de hecho, en la cual existan hijas e hijos entre ambas personas.
Al enfrentarse a un divorcio o separación, el agresor provoca la sustracción, ocultamiento o retención de las hijas e hijos para impedir la convivencia con la madre utilizando mecanismos jurídicos y no jurídicos.
Esto puede causar el suicidio a las madres y a sus hijas e hijos, así como desencadenar en el feminicidio u homicidio de las hijas e hijos perpetrados por su progenitor, plantea la iniciativa.