Francisco Garfias

Francisco Garfias.

Ricardo Monreal no se va  retirar “por la puerta de atrás” de Morena. Si lo quieren fuera, tendrán que expulsarlo. Su pecado es haber manifestado diferencias con el presidente López Obrador.

Se distingue de las tres corcholatas porque tiene criterio propio y se atreve a  cuestionar los dogmas de Palacio.  Eso lo ha convertido en el hereje de Morena.

Su salida, sin embargo, lleva un costo significativo para el guinda. Lo debilita en lo electoral y en lo legislativo.

No hay que olvidar que 38 senadores de Morena arroparon al senador y firmaron un documento en el que condenan los ataques de Layda Sansores en su contra.

Pongamos que sólo la mitad de los senadores que firmaron sigan a Monreal donde vaya.  Suficiente para que en los dos años que le quedan al tabasqueño en Palacio Nacional no pase ninguna Ley del Ejecutivo en la Cámara Alta.

En la oposición presionan ya por una definición. Lo quieren fuera de Morena. Algún senador me dijo en corto: “Le faltan huevos”. Pero Monreal es calculador. Espera su tiempo.

Irse oficialmente de su partido le significa dejar la coordinación del grupo parlamentario en el Senado y la presidencia de la Junta de Coordinación Política, órgano de gobierno en la Cámara Alta.

Sabe que hay riesgo de que en tres meses lo hagan pedazos y luego ni quien se acuerde de él. También sabe que en Morena no tiene futuro y que no está en el ánimo del todopoderoso.

Tiene muchos malquerientes dentro del guinda. ¿La principal? Claudia Sheinbaum, consentida de AMLO y favorita  para encabezar a Morena en el 2024.  Su “jauría” (El copyright es del zacatecano) se ha encargado de agredir al senador para desacreditarlo.

Aunque hay quien sostiene que irse al “polo opositor”  le permite a Monreal  competir por la candidatura presidencial de la Alianza y no caer  al vacío.

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El coordinador parlamentario de Morena hizo declaraciones al respecto: “Mi futuro está en mis manos, no en quienes me atacan”, le dijo ayer a Adela Micha, en entrevista telefónica desde Madrid.

Preguntó: “¿ Qué ganan con atacarme con odio? Dicen que no coincido con el presidente; que tengo mi opinión propia sobre la Reforma Electoral?  ¿Por eso soy traidor?”.

Y más adelante: ”los que me atacan son neomorenistas que no estuvieron en una sola manifestación en los años difíciles. Son los que tienen el interés creciente de que una persona sea candidata…

“No creo que para mi sea correcto que me salga por la puerta de atrás. Han sido 26 años al lado del presidente; 26 años construyendo este movimiento”, subrayó.

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La alianza de Monreal con el panista Santiago Creel en la tarea de reconciliar a México proyecta un mensaje opuesto a la polarización que llevó a López Obrador a Palacio Nacional.

AMLO se ha encargado de alentar una especie de lucha de clases muy estalinista: Ricos vs pobres; conservadores vs liberales; burgueses vs proletarios. Tiene dividido al país.

Esa alianza por la reconciliación no implica que Creel ceda en sus pretensiones de ser el candidato presidencial de la coalición opositora para dejar su lugar a Monreal. El panista fue claro:

“Veo que los partidos de oposición, cuando menos los tres partidos que integran la alianza,  ya establecieron sus aspirantes con mucha claridad y ninguno de ellos va a ceder su espacio.

“Seguramente no todos competirán hasta el final, pero yo pienso que las y los aspirantes que somos, me incluyo, vamos a hacer una competencia hasta el final”.

Creel nos explicó posteriormente que la citada gira de reconciliación empieza en la Ciudad de México, antes de que termine diciembre. El objetivo  es “dar voz a los mexicanos que no están en la mañanera”, dijo.

También hablamos con Luis Espinosa Cházaro, coordinador de la bancada del PRD en San Lázaro Nos dijo que el sí ve con buenos ojos que su partido postule como candidato presidencial a Ricardo Monreal. Los dos platicaron en Madrid, en el marco de la Interparlamentaria México-España. “Hay avances” en el tema, aseguró.

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El jefe de la bancada de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier, avisó de última hora que se posponía hasta el martes próximo el debate de la desahuciada reforma electoral de AMLO “por prudencia y dar tiempo para el análisis”.

Pero la reforma electoral, que requiere de una mayoría calificada que no tiene Morena ni con sus rémoras, lleva meses en la mesa de discusiones.

Por instrucciones de YSQ  no se le movió una coma al dictamen. “Los principios no se negocian”, dice el presidente. Eso la mató.

Lo que se dice en San Lázaro es que la van a empatar con el “Plan B” del presidente  (leyes electorales secundarias que solo requieren mayoría simple) para neutralizar la carga de la derrota.

“La reforma constitucional iba a ser derrotada y, quizá, López Obrador no quería cargar con esa derrota hoy martes”, estimó Creel.

Y preguntó: “¿Por qué lo hicieron? No lo sé.  Lo que sí se es que esa reforma no va a pasar por nosotros. A partir de allí, todo lo que se especule puede o no ser.”

FIN.

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