Por. Ernesto Zavaleta
Salvo que diga lo contrario Martí Batres Guadarrama, secretario de gobierno de la Ciudad de México, este domingo se dieron cita en la marcha de la 4T cientos de miles de ciudadanos, acarreados o no, ahí estuvieron, llenaron la plancha del Zócalo y calles aledañas, y ¿a qué fueron?
Asistieron a corear porras y vivas a “su presidente”, no al presidente de todos los mexicanos, ambas partes, el mandatario y sus seguidores, acarreados o no, aceptaron el pasado domingo, que el único orador de la manifestación sólo es presidente de quienes coinciden y apoyan la llamada Cuarta Transformación o 4T, lo que ni siquiera incluye a todos los militantes y simpatizantes de Morena…
Pero si incluyó a quienes reciben las pensiones, becas, apoyos y quienes fueron a cuidar sus apoyos en la marcha bajo la falsa amenaza de que podrían perderlos, en la ignorancia de que ese dinero que reciben lo aportan cada uno de los mexicanos que pagan impuestos, no es dinero del presidente, ni de Morena, no de quienes apoyan la 4T, aunque siempre diga “nosotros les damos a los pobres”.
Los demás, los que no fueron, no son considerados ni siquiera mexicanos, pues son traidores, corruptos, canallas y un sinfín de otros adjetivos e insultos que diariamente el orador de las mañaneras esputa a esos otros quienes no merecen el menor respeto, aunque en el papel, en la Constitución, también es su presidente.
Quienes asistieron dieron fe de que en México la palabra de un solo hombre se convirtió en ley, no fue una convocatoria, fue una orden, tenían que ir a la marcha de este 27 de noviembre para responder con la fuerza, no con argumentos, a quienes se atrevieron a ocupar las calles que el presidente considera de su propiedad. Incluso fueron bloqueadas por la policía capitalina otras marchas como la denominada “Por la Liberación de México”.
La cifra de asistentes sólo demostró una simple realidad, Andrés Manuel López Obrador, no ha sido, ni será, ni quiere ser el presidente de todos los mexicanos, ni está dispuesto a cumplir la protesta que hizo en 1 de diciembre de 2018.
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.”
La Unión a que se refiere ese párrafo inscrito en el artículo 87 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se refiere a los poderes que la integran, y no fueron invitados a la marcha los presidentes e integrantes ni del Legislativo ni del Judicial.
La unión se refiere a los estados que integran la República Mexicana, no sólo los gobernados por Morena, todos los estados, y sólo fueron convocados los del partido guinda y satélites, los demás ni quiera tuvieron la opción de asistir porque sólo fueron invitados quienes coinciden con la filosofía del mesías.
La Unión se refiere a TODOS los mexicanos que eligieron a sus autoridades en elecciones libres, gracias a más de 50 años de luchas y otras muchas marchas, decenas, cientos de marchas en todo el país.
La Unión incluye a los 94 millones 915 mil 690 electores registrados en el INE y a un universo de más de 126 millones de mexicanos de los que ni el uno por ciento cumplió la orden presidencial de asistir a la marcha, porcentaje muy lejano al 60% o 70% que dice el presidente de la 4T que lo apoyan, porque no entiende que son cifras de encuestas, de muestreos que no llegan a un millón de participantes, como la marcha.
¿Qué fue la marcha de este domingo? No fue un informe de gobierno porque estos se presentan ante el Congreso de la Unión, como lo establece la Constitución.
“Artículo 69.- En la apertura de Sesiones Ordinarias del Primer Periodo de cada año de ejercicio del Congreso, el Presidente de la República presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país. En la apertura de las sesiones extraordinarias del Congreso de la Unión, o de una sola de sus cámaras, el Presidente de la Comisión Permanente informará acerca de los motivos o razones que originaron la convocatoria”.
No fue un evento institucional, porque el propio presidente lo dijo, es una celebración, una manifestación libre de quienes apoyan a la 4T, aunque los máximos líderes militares acompañaron en la marcha y el templete al orador de la “democracia”, y se usaron millones de pesos del erario público en su organización y realización de manera totalmente opaca.
No fue un evento republicano, porque no fueron ni siquiera invitados quienes forman parte de la República, ni estados, ni poderes.
Fue la manifestación de un megalómano que necesitaba alimentar su ego, aterrado por la existencia de una oposición sin cabeza, sin capacidad de organizarse, sin confianza entre quienes la integran, pero capaz de sacar a las calles a cientos de miles para defender al INE y a lo que a su entender es la democracia en México.
Tiene miedo de no lograr eternizarse en el poder, y ese temor lo pagaron el domingo pasado cientos, sino miles, de personas mayores que terminaron agotados, deshidratados, sentados en las banquetas del Centro Histórico para descansar de ocho a diez horas de un esfuerzo exigido por quien está muy lejos de ser humanista. ¿O no Epigmenio Ibarra? ¿Te cansaste? Es el precio de una pensión… o contrato millonario.