Por. Ah-Muán Iruegas

A vuelapluma, pueden ya aventurarse algunas conclusiones relacionadas con la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral, de ayer domingo.

Fue clara la presencia de la clase media, es decir, la gente que vende sus conocimientos. Así como los pequeños y medianos empresarios.

Tanto clase media baja, como clase media alta eran observables en la marcha. Alguna dama con un elegante vestido y bolso a la moda, arengaba a su paso a sus “pequeñas masas”.

Opositores consumados como Carlos Alazraki se hicieron presentes, pero también políticos como Miguel Osorio Chong, Elba Esther Gordillo o el expresidente Vicente Fox, así como algunos dirigentes empresariales.

Fue patente la presencia de algunos miembros de la clase alta y de la élite política de diversos partidos opositores, notablemente el PRI y el PRD. Y también de empresarios como Claudio Xicotencatl González, mejor conocido como Claudio X. Gonzalez. Este personaje parece haber iniciado una nueva aventura, ahora como representante de la “sociedad civil fifí” –dirían sus adversarios obradoristas-.

Algunos pocos trabajadores, incluso obreros de la construcción, acudieron a la marcha. Pero no fueron muchos, se diría que fueron los menos relevantes; no obstante, unos pocos sí acudieron.

Por su parte, el principal resultado consiste en que la marcha tuvo lugar y se pudo realizar sin violencia alguna. De ninguna manera fue un fracaso y pudiera decirse que fue un éxito, no tanto por las grandes masas que acudieron (en algunas ciudades fueron solo unos cuantos miles), sino porque tuvieron lugar en muchas ciudades al mismo tiempo.

Fue importante también la presencia de sectores juveniles, lo cual le da al evento la pujanza y vigor que a futuro pudiera facilitar la creación de una posible organización o frente.

Lo que se percibe a primera vista, es que se trató de una confluencia de grupos y organizaciones de la sociedad civil. Los cuales parecen tener diversas orientaciones políticas e incluso ideológicas. Pues acudieron tanto masones como como fervientes católicos, tanto panistas como priistas, izquierdistas como José Woldenberg y derechistas como Santiago Creel, quien más espeificamente, parece un representante de la centro-derecha liberal.

Lo que parece unificar a todo este cúmulo de grupos disímbolos, es su carácter democrático o al menos su postura en favor de la democracia electoral liberal y representativa.

No se está buscando la denominada democracia participativa, a la cual estaría más cercana el obradorismo. Lo que se busca es asegurar la celebración de elecciones democráticas típicas de la democracia liberal, a través del INE. Si ese objetivo se consigue o no, es un asunto distinto.

Como las organizaciones son tan diversas, es fácil pensar que esa unidad mostrada el domingo pasado, no va a poder perdurar.

Sin embargo, existe la posibilidad de que la vitalidad mostrada con la realización simultánea de marchas en numerosas ciudades del país, estén mostrando el embrión de un movimiento opositor.

Pero, de nuevo, una alianza de este tipo, no puede durar.

Sin embargo, como las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina, no es imposible que se intente una alianza táctica de muchas de estas organizaciones para proponer un candidato opositor en las elecciones presidenciales de 2024.

Esto tendría sentido para todos ellos, pues con un candidato opositor unificado, tendrían las mejores posibilidades de vacunar a la democracia mexicana de males “populistas”.

Al respecto, no puede dejar de llamar la atención que el mismísimo Papa Francisco hiciera alusiones no muy favorables al “populismo”, en sus homilías del mismo día en que se realizó la marcha.

Fue muy llamativo e inclusive revelador que la Iglesia Católica mexicana se pronunciara claramente en favor del IFE. Lo cual nos deja ver una “iglesia católica opositora”.

No se trató la del domingo de una marcha más. Sino de la principal muestra opositora de una organización a nivel nacional.

Digo nacional, pues fue patente en diversas ciudades importantes de distintas entidades la vigorosa presencia de un sector social, en cantidades grandes o pequeñas, numerosas o escasas, que sin embargo cubren toda nuestra vasta geografía.

Desde luego que es posible que la fuerza y vigor sociales mostrados en la marcha opositora dominical, se extinga. Pero también lo es que hayamos visto el pasado domingo, el nacimiento de un movimiento opositor que pronto será tildado de “reaccionario” o recibirá similares epítetos, por parte de nuestro señor presidente.

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