Fernández Noroña, un típico comunista

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

La semana pasada, el Diputado Federal Gerardo Fernández Noroña dio nota por su incoherencia y su incongruencia, ya que el político comunista fue captado haciendo su compra en la tienda de autoservicio City Market, toda una tienda para “fifís” y “señoritingos” de la clase burguesa y pequeño burguesa “aspiracionista”.

Algunos de los clientes lo increparon, recordándole que, de acuerdo con su gurú político, el demagogo Andrés Manuel López Obrador, la Cuarta “Transtornación” Mental supone una filosofía de austeridad integral, una austeridad franciscana, la cual se debe vivir no sólo en el ámbito público.

Como todo fiel seguidor del matón Ernesto “Che” Guevara, López Obrador ha condenado la vida burguesa, esa vida de “consumismo, lujo, derroche y fantochería”. López Obrador predica las virtudes del “hombre nuevo” guevarista y, por ello, considera que con un par de zapatos basta. Caray, hasta el “Che” Guevara tuvo que pedir prestados unos calcetines cuando asistió a la ONU a presumir de que en Cuba se fusilaba a los “enemigos de la revolución”.

Dicho sea de paso, no es la primera vez que Fernández Noroña es captado dándose la “buena vida”. Y es que Noroña es un típico comunista.

¿Qué es un comunista? Con ironía respondo: un comunista es un pobre diablo con gustos burgueses pero sin fortuna. Por ello, cuando este pobre diablo llega a tener recursos por encima de su hambre habitual, se desboca y descubre que le gusta la “buena vida”. Un comunista es un frustrado bon vivant. Un comunista odia a la burguesía porque no puede pertenecer a ella.

Nacido en una familia con múltiples privaciones materiales, Noroña creció en el resentimiento social y, así, llegó a una universidad pública donde fue adoctrinado en Marxismo, Teoría de la Dependencia, Giro Decolonial, Pedagogía del Oprimido, Filosofía de la Liberación y demás vaciladas por el estilo. Y, ya dispuesto a hacer la “revolución”, Noroña se topó con las delicias del presupuesto público y, bajo la sombra del Tirano de Macuspana, ha gozado de las mieles parlamentarias. ¡Bah, con sabrosos potajes y buenos vinos la “revolución” puede esperar!

Gerardo Fernández Noroña encarna la vida del típico comunista, del comunista común y corriente; si bien debemos agregar que hay otra clase de comunista que, no por escaso, es menos destacable: se trata del comunista “burgués”, del comunista “de buena cuna”, del comunista “riquillo”, del comunista “hijo de papi”, del comunista “junior”. Este tipo de comunista emula a gente como Engels, Lenin y Trotski, quienes, desde sus pañales de seda, buscaron la “emancipación del proletariado”. A esta segunda rama pertenecen, desde ya, los hijos del Tirano de Macuspana. Pero ése es otro tema.

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