Rubén Cortés.
Que mal timing: de 520, fue la escandalosa cifra asesinatos que registró la última semana del mes en el que este gobierno consiguió que el Ejército esté en las calles hasta 2028. El mes de la tristemente famosa escena de un perro, cargando una cabeza humana.
Sólo de viernes a domingo pasados, fueron asesinadas 250 personas, en lo que ha sido el cierre de mes más letal este año. Pero no sólo el cierre de mes: a mediados de mes, la cifra de masacres registradas este año se acercó a las 50. Un año horrible.
Y sí, un mal timing porque esta aguda crisis de seguridad, que ya el gobierno es incapaz de atender, se produce en el mes en el que 17 congresos estatales le aprobaron el cambio constitucional, para que los militares permanezcan en las calles seis años más.
Ajá, mal timing porque, además, el alto mando militar se dedicó a cabildear que, el partido gobernante, presentara una iniciativa en la Cámara de Diputados para que el Ejército regentee una línea aérea, con reformas a la Ley de Aviación Civil y de Aeropuertos.
Es decir, los militares se encuentran en las calles para frenar la ola de violencia que asola al país, pero su presencia en las calles es puramente simbólica, pues en realidad están dedicados a producir dinero, metidos en mil negocios públicos.
Por ejemplo, el de la aviación. Los legisladores aprobaron que reciban seis mil 449 millones de pesos en el Presupuesto de 2023, para que adquieran el avión presidencial y lo sumen a la línea aérea que van a tener.
Además, le aprobaron dos mil 600 millones de pesos para que cubran las pérdidas que genera el aeropuerto civil que construyeron y regentean en Santa Lucía y que, tras siete mes de ser inaugurado, ni el propio presidente utiliza.
Y, mientras, se registran 15 asesinatos diarios, para un total de casi 135 desde 2019, lo cual acerca la estadística a todos los homicidios contabilizados en el sexenio anterior: 156 mil 66. Pero que son mucho más que, por ejemplo, con Calderón (120 mil 463), con Fox (60 mil 280) y hasta con Zedillo (80 mil 671).
El presidente culpa de la ola de violencia a sus antecesores, pero en especial a Calderón, Fox y Zedillo: “Es fruto podrido de lo que sembraron durante muchos años en sexenios pasados, por la política neoliberal”.
Pero ninguno de ellos tuvo un Ejército tan poderoso. Durante este gobierno, los militares reciben del Presupuesto diez veces más recursos que en los gobiernos anteriores, con un friolera de 500 millones de pesos diarios.
Pero no les alcanza para justificar su presencia en las calles.
Somos el cuarto país más violento del planeta.