Rubén Cortés.
A.A López tiene razón. En el Tribunal Internacional de la Haya hay una acusación de delitos de lesa humanidad en México. La hizo su grupo político contra el Ejército, cuando eran oposición. El mismo Ejército que, al llegar al poder, convirtieron en aliado.
Así que el Ejército pasó de ser acusado (por lo que entonces era “el movimiento” y hoy es la “4T”) de “crímenes de lesa humanidad” a tener la posibilidad de poner un presidente de la República, según la profecía del propio secretario de Gobernación.
Sí: hoy, con “el movimiento” convertido en “Cuarta Transformación” desde Palacio Nacional, el Ejército es la mayor empresa del Estado. Mueve 300 mil millones de pesos, y recibe del Presupuesto 10 veces más dinero que en el gobierno anterior.
Pero en la campaña electoral, el padre de uno de los 43, le reclamó al hoy mandatario su apoyo para que José Luis Abarca fuera alcalde de Iguala. Y la respuesta fue: “El reclamo debe ser a las Fuerzas Armadas, a quienes intervinieron en ese crimen”.
Cuando el entonces candidato le respondió así al señor Antonio Tizapa, a su lado estaba el abogado a quien La Haya aceptó una denuncia contra el Ejército por “desapariciones forzadas, torturas, ejecuciones extrajudiciales, amputaciones y decapitaciones”.
El abogado, Netzaí Sandoval, es hermano de Irma Eréndira Sandoval y cuñado de John Ackerman. En 2018 dijo tener “expedientes que acreditan 470 casos de torturas, ejecuciones extrajudiciales y secuestros por parte de los cuerpos de seguridad del gobierno”.
El entonces fiscal general de la CPI, Luis Moreno Ocampo, admitió el recurso al afirmar que “debo abrir investigaciones no solamente en casos de crímenes bajo mi jurisdicción, sino cuando los Estados nacionales no hacen las investigaciones”.
Como fiscal de La Haya, Moreno Ocampo aceptó también una acusación presentada desde Venezuela contra el Ejército de Hugo Chávez, por homicidios, desplazamientos forzados y eliminación de la propiedad privada. Hoy, la ONU procesa a Venezuela por crímenes de lesa humanidad.
Antier, el titular de Segob dijo que el ex presidente Felipe Calderón “está relacionado con delitos de lesa humanidad”. Quizá lo dijo porque Calderón era presidente cuando el Ejército salió a las calles. Pero con la 4T el Ejército sigue en las calles.
Pero fue uno de los acostumbrados dichos del secretario de Gobernación, que él mismo tiene que desmentir después. Porque el abogado Netzaí Sandoval, su hermana de Irma Eréndira Sandoval y el cuñado Ackerman, ya no pintan en ese grupo político.
Y los militares y la “Cuarta Transformación” son una mancuerna que acaparó, en cuatro años, la planta productiva del Estado: desde la construcción hasta la gestión de aeropuertos, pasando por la distribución de vacunas y recogida de sargazo.
Todo cambió, pues.