Carlos Arturo Baños Lemoine.
En materia educativa, México sigue infectado por el retrogradismo y la obsolescencia. Una semana más que debemos hablar sobre los múltiples paros que afectan a distintos centros escolares de la UNAM, del IPN y de otras instituciones similares. Paros en centros de educación media superior y superior.
Se trata de “estudiantes” que les exigen a las autoridades educativas un montón de sandeces; y se las exigen porque, en el fondo, los “estudiantes” han sido incapaces de deshacerse del sistema escolarizado. A estas alturas del desarrollo de la humanidad, el sistema escolarizado es sinónimo de autoritarismo, ineficiencia, corrupción, burocratismo, desperdicio de recursos públicos, parasitismo, etc.
Me parece absurdo, contradictorio, ridículo y patético que las hordas de “estudiantes revolucionarios” defiendan un sistema educativo tan anti-revolucionario.
La revolución educativa de nuestros tiempos, que son tiempos de ciberespacio, debe sustentarse en la educación universal en línea: que cualquier persona con deseos de aprender en serio, pueda tener a su alcance las fuentes del conocimiento cuando quiera y desde donde quiera. Que cualquier persona tenga acceso a múltiples plataformas ciberespaciales de aprendizaje, a través de las cuales pueda consultar y estudiar material diverso sobre todos los temas de su interés, así como ejercitarse intelectualmente para poder rendir exámenes cuando se sienta preparado para ello.
La educación universal en línea tiene cabida para todo el mundo: no hay excluidos, no hay rechazados, como sí sucede en el sistema escolarizado. Los verdaderos estudiantes se preparan sólo para presentar exámenes cuando se sientan listos para ello. Y, tras la acumulación de los créditos exigibles, los estudiantes adquieren el grado y la certificación correspondientes.
La educación universal en línea permite que cada estudiante avance de veras a su ritmo y con base en su propia pasión por el estudio. Así, podríamos arrojar al bote de la basura el ritmo que imponen las mafias burocratizadas de docentes y de administrativos.
Y la educación universal el línea también acabaría con los pseudo-estudiantes, es decir, con toda esa bola de mozalbetes que usan a “la escuela” como pretexto para su parasitismo familiar. Ahora, todo joven podría estudiar sin descuidar sus compromisos domésticos.
Y todo esto podríamos comenzar a aplicarlo para efectos de todo el nivel medio superior (prepas, vocas, bachilleres, etc.) y para todas las carreras de ciencias sociales y humanidades de la educación superior.
¿Nos atreveremos a tanto en esta sociedad de ineficientes, de retrógrados y de parásitos?
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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.
