Carlos Arturo Baños Lemoine.
Hoy, por la tarde, estudiantes de varias universidades públicas marcharán para exigirle a la dictadura populista-militar de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) un mayor presupuesto para sus “casas de estudio”, así como la reducción de presupuesto para los militares.
Pobres criaturitas, porque muchas de éstas votaron por AMLO porque se tragaron, ilusamente, sus patrañas populistas. En las universidades públicas, lo sabemos muy bien, pululan los estudiantes rojillos, de ésos que sueñan con convertirse en íconos revolucionarios, como el “Che” Guevara, armando sus guerrillas anti-capitalistas desde la comodidad de su “imperialista” Facebook. Muchos de ellos, también lo sabemos, terminarán como conformistas burócratas gubernamentales dispuestos a dar su moche de 10% o su “moche de carne” para que no los despidan.
Por múltiples generaciones, las universidades públicas han echado a perder a muchos jóvenes deseosos de mejorar su calidad de vida “a través de la educación”. La mayoría de ellos se topa con la cruda realidad: salen de la universidad muy bien adoctrinados pero muy mal preparados, de tal suerte que la “educación superior” pesa cada vez menos en el ascenso social. Bajos salarios, subempleo, ausencia de prestaciones sociales y plazas temporales o condicionadas son las constantes, incluso dentro del gobierno de la Cuarta “Transtornación” Mental.
Por infortunio, y al menos desde el Movimiento del 68, las universidades públicas se convirtieron, sobre todo, en vulgares centros de adoctrinamiento, reclutamiento, propaganda y operación política de grupos sectarios. Las mitologías dominantes han sido el marxismo y el feminismo: pura basura mental, sin cientificidad alguna pero con mucha utilidad política.
Lo peor de todo es que los ilusos que hoy marcharán se dicen y se sienten “revolucionarios” cuando, en el fondo, sólo están reproduciendo esquemas autoritarios y obsoletos de educación.
La verdadera revolución educativa de nuestros tiempos está en el ciberespacio, en la educación universal en línea, donde caben todos aquellos que de verdad quieren estudiar. Hoy en día, contamos con los avances científicos, técnicos y tecnológicos que nos permiten acercanos al conocimiento sin intermediarios dogmáticos y costosos.
Contamos con la infraestructura necesaria para avanzar en nuestros estudios sin tener que soportar las cargas burócraticas, mafiosas y totalitarias de la educación escolarizada.
El sistema escolarizado está destinado a la extinción, y bueno es que comencemos a desaparecer todas las carreras de las áreas de ciencias sociales y humanidades de las universidades públicas.
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