Raúl Flores Martínez.
Desde la campaña de Andrés Manuel López Obrador, se llenó la boca en decir “Primero los Pobres”, algo que no ha cumplido, quizá se refería a los pobres de su familia.
De acuerdo con datos del Coneval en México 28 millones de personas viven en inseguridad alimentaria y 10 millones de ellas viven en pobreza extrema , datos recientes.
Quizá la 4T, como es una bonita costumbre, le echará la culpa a Calderón o al modelo neoliberal, con la finalidad de evitar su falta de políticas públicas en este punto.
Las cifras no mienten, cifras que da a conocer la ONU y el Banco de Alimentos, organización social que está haciendo el trabajo que debería hacer el gobierno en turno.
La apuesta que está haciendo los 54 Bancos de Alimentos en 28 estados del país, es la recolección de alimentos en buen estado que son enviados a por lo menos dos millones de personas en pobreza extrema y no tienen una seguridad alimentaria.
Las cifras son escalofriantes, en 2017 se perdían o desperdiciaban a lo largo de toda la cadena de valor, más de 20 millones de toneladas cada año de alimentos de consumo humano.
Al cierre de 2020, la cantidad había subido a 24 millones de toneladas y hace un par de meses en 2022, ya estamos hablando de 30 millones de toneladas de alimentos aptos para consumo humano, perfectamente aprovechables, los cuales terminan en la basura, generando un triple impacto negativo económico, social y medio ambiental.
Hay estudios entre ellos los del odiado por López Obrador, el Coneval que señalan que si se puede recuperar al menos el 50 por ciento de lo que se pierde o se desperdicia en nuestro país, se alcanzaría alimentar al 100 por ciento de las personas que viven en pobreza alimentaria con una alimentación, además variada.
No es un secreto que México ocupa, el sexto lugar de desperdicio de alimento a nivel global y en el bloque de América latina y el Caribe, México es el país que más desperdicia alimentos.
Es decir que cada mexicano desperdicia anualmente 250 kilos de alimentos en buen estado que podrían ser canalizados a personas que lo necesitan.
El Gobierno Federal y el propio López Obrador, conoce estas cifras y la estrategia para alimentar a los 38 millones de personas en pobreza y pobreza extraña; sin embargo las hizo a un lado, porque ya no haría efecto su estrategia de comprar lealtades y votos.